Los asesores de los congresistas podrían disminuir si se contratan por bancada y
estandarizan las oficinas, sostuvo Rázuri.
La
adecuación tecnológica en todos los
sectores y la contratación de profesionales idóneos en los puestos públicos es
fundamental para lograr la reforma del Estado.
Así
se refirió el catedrático Augusto Rázuri Ramírez, al abordar el tema Gestión
pública y modernización del Estado, en el seminario para periodistas organizado
por ESAN.
Analizando
el presupuesto de la república, estableció que el 70 por ciento es para cancelar
al personal, el 20 va a gestión y solo el 10 a inversión.
Complementó
su apreciación señalando que lo ideal sería gastar el treinta por ciento en
pagar a los funcionarios y queda el resto para invertir.
Añadió
que el fenómeno no es propio del gobierno central, sino que se repite con
similares características en los gobiernos regionales y municipales.
Ese
esquema debe revertirse, pues es una de las razones por las cuales el Perú no
desarrolla al mismo ritmo de las naciones vecinas, anotó.
Explicó
que la implementación tecnológica facilita la reducción de personal excedente
en las entidades gubernamentales.
En
cuanto a los numerosos asesores de los congresistas, mencionó que podrían
disminuir si se contratan por bancada y estandarizan las oficinas.
Puso
como ejemplo el caso de la Sunat que se hizo más eficiente con el impacto
tecnológico y el aporte financiero del Banco Mundial.
Respecto
a los ejecutivos de las entidades estatales, señaló que existen dos grupos claramente
diferenciados.
Uno
que ingresa y piensa quedarse, por lo general, firma todo lo que llega a su
escritorio, mientras que quien cree que en cualquier momento se va, es el que
arriesga.
Manifestó
que la gran agenda del país es destrabar los proyectos de manera que a mitad de
año estén al 70 por ciento de avance y no al 20 o 25 como suele ocurrir.
Claro
que eso se obtiene con liderazgo, planificación y eficiencia que solo se
consigue con un trabajo consciente, responsable y transparente.
Dentro
de la política de modernización del Estado, lamentó que las propuestas no estén
reguladas por el gasto, sino por los resultados que son más fáciles de medir.
A
ello debe añadirse el fortalecimiento de los sistemas de control que contribuyan
al adecuado uso del dinero del gobierno.
Remarcó
que todo Estado se simplifica con soporte de la tecnología y el empleo del
personal indispensable.
Sin
embargo, se congratuló que, en la actualidad, el ministerio de Economía regule
las contrataciones del Estado.
Respecto
a la crisis de la corrupción que adolece el Perú, indicó que es un tema de
personas que exige estricta selección y una evaluación permanente, dijo.
De
paso, calificó los puestos de confianza como un asunto delicado que en numerosas
oportunidades han originado situaciones graves para el Estado.
Tampoco
se trata de aumentar sueldos. Se hizo con los magistrados y la policía y el
problema subsiste. Hay un déficit de principios y valores, acotó.
Opinó
que el gobierno podría orientar sus objetivos tal como se aplica en las empresas
donde todo debe marchar sobre ruedas para lograr las metas.
Concluyó
poniendo énfasis en que la tecnología y la meritocracia constituyen el camino
más adecuado para alcanzar el progreso…
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