viernes, 21 de julio de 2017

Tecnología y meritocracia: ¡Base para la reforma del Estado...!

Los asesores de los congresistas podrían disminuir si se contratan por bancada y
estandarizan las oficinas, sostuvo Rázuri.

          La adecuación  tecnológica en todos los sectores y la contratación de profesionales idóneos en los puestos públicos es fundamental para lograr la reforma del Estado.

          Así se refirió el catedrático Augusto Rázuri Ramírez, al abordar el tema Gestión pública y modernización del Estado, en el seminario para periodistas organizado por ESAN.

          Analizando el presupuesto de la república, estableció que el 70 por ciento es para cancelar al personal, el 20 va a gestión y solo el 10 a inversión.

          Complementó su apreciación señalando que lo ideal sería gastar el treinta por ciento en pagar a los funcionarios y queda el resto para invertir.

          Añadió que el fenómeno no es propio del gobierno central, sino que se repite con similares características en los gobiernos regionales y municipales.

          Ese esquema debe revertirse, pues es una de las razones por las cuales el Perú no desarrolla al mismo ritmo de las naciones vecinas, anotó.

          Explicó que la implementación tecnológica facilita la reducción de personal excedente en las entidades gubernamentales.

          En cuanto a los numerosos asesores de los congresistas, mencionó que podrían disminuir si se contratan por bancada y estandarizan las oficinas.

          Puso como ejemplo el caso de la Sunat que se hizo más eficiente con el impacto tecnológico y el aporte financiero del Banco Mundial.

          Respecto a los ejecutivos de las entidades estatales, señaló que existen dos grupos claramente diferenciados.

          Uno que ingresa y piensa quedarse, por lo general, firma todo lo que llega a su escritorio, mientras que quien cree que en cualquier momento se va, es el que arriesga.

          Manifestó que la gran agenda del país es destrabar los proyectos de manera que a mitad de año estén al 70 por ciento de avance y no al 20 o 25 como suele ocurrir.

          Claro que eso se obtiene con liderazgo, planificación y eficiencia que solo se consigue con un trabajo consciente, responsable y transparente.

          Dentro de la política de modernización del Estado, lamentó que las propuestas no estén reguladas por el gasto, sino por los resultados que son más fáciles de medir.

          A ello debe añadirse el fortalecimiento de los sistemas de control que contribuyan al adecuado uso del dinero del gobierno.

          Remarcó que todo Estado se simplifica con soporte de la tecnología y el empleo del personal indispensable.

          Sin embargo, se congratuló que, en la actualidad, el ministerio de Economía regule las contrataciones del Estado.

          Respecto a la crisis de la corrupción que adolece el Perú, indicó que es un tema de personas que exige estricta selección y una evaluación permanente, dijo.

          De paso, calificó los puestos de confianza como un asunto delicado que en numerosas oportunidades han originado situaciones graves para el Estado.

          Tampoco se trata de aumentar sueldos. Se hizo con los magistrados y la policía y el problema subsiste. Hay un déficit de principios y valores, acotó.

          Opinó que el gobierno podría orientar sus objetivos tal como se aplica en las empresas donde todo debe marchar sobre ruedas para lograr las metas.

          Concluyó poniendo énfasis en que la tecnología y la meritocracia constituyen el camino más adecuado para  alcanzar el progreso…

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