
Estado en que quedó el auto, al que hacemos referencia en la nota, después de la desgracia. (Perú 21).
El hecho fue protagonizado por cinco
jóvenes que salían de un club nocturno y se dirigían a otro después de las seis
de la mañana.
Debido a la excesiva velocidad que
llevaba el coche, se salió de la vía, chocó contra un poste y quedó destrozado
sobre una elevación.
Una madre de familia de 21 años
falleció al instante y tres quedaron seriamente heridos.
La conductora, que resultó ilesa,
entró en una serie de contradicciones para negar que iba al volante.
Sometida al dosaje etílico, se
comprobó que tenía 1.59 de alcohol que corresponde a más del triple del promedio
permitido por ley.
Luego de la investigación, el juez le ordenó
prisión preventiva. Es probable que sea procesada por homicidio culposo.
El flamante carro, hoy inservible y
apto para la basura, ni siquiera era de quien manejaba. Tendrá que responder también
por eso.
La dueña, su hermana, se lo prestó
para una noche de juerga, a pesar de la oposición del esposo. Un drama
trasladado a la familia.
Toda una tragedia a causa del licor y
el inconcebible deseo de pasarla bien durante horas y horas bebiendo sin cesar.
En el país existe el Plan Nacional de
Seguridad Vial, que debe trasladarse a los colegios y varias recomendaciones al
respecto.
“Si tomas, no manejes”, “Cuida tu vida
y la de los demás”, “Tu familia te espera”, “No manejes en estado de ebriedad”
y otras similares.
Sin embargo, de manera increíble, en
ocasiones se impone el exceso de confianza resumido en la imberbe concepción de
“A mí no me va a pasar”.
Al final, a quien tanto se
vanagloriaba de ser el mejor chofer, “porque las sabía todas” y cosas por el
estilo, le sucede lo que a esta chica limeña.
La primera influencia directa del
alcohol sobre el organismo humano es la alteración de la actividad cerebral.
Se manifiesta en la pérdida inmediata
de la capacidad de atención, reacción, concentración, reflejos y la ineptitud
para tomar decisiones.
Esa es la explicación por la cual
cuando alguien bebe en exceso y trata de ponerse de pie tiende a trastabillar y
caer.
Expresa incoherencias, pierde el
sentido de la orientación, la distancia y es incapaz de movilizarse por sus
propios medios. Necesita apoyo.
Traslade usted ese absurdo
desenvolvimiento físico y sicológico al timón de un vehículo. La situación se torna de peligro máximo.
Aquello es lo que algunas personas que
manejan no quieren aceptar, pero es la pura realidad.
Ocurren casos de individuos ebrios que
se dejan arrastrar por la vanidad de lucirse en un auto nuevo y no miden los
resultados.
Y las consecuencias de tal exhibicionismo
son los terribles accidentes de tránsito como el que comentamos.
No estamos contra el deseo de
divertirse de la gente, las discotecas, los centros de baile y otros
establecimientos. Es su derecho.
Nuestro único objetivo es evitar que conduzcan
quienes quieren pasar una noche de copas y disfrutar con los amigos.
Si le gusta, vaya. Tome hasta el
cansancio y, al salir, suba a un taxi seguro. Pronto estará en su casa. No en
un hospital o el más allá.
El consejo está en sus manos. No lo
olvide. El alcohol y la velocidad forman una combinación fatal…
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