miércoles, 6 de septiembre de 2017

Alcohol y velocidad: ¡Una combinación fatal…!

Estado en que quedó el auto, al que hacemos referencia en la nota, después de la desgracia. (Perú 21).
 
          Una vez más, un grave accidente  automovilístico ocurrido la semana anterior en la capital, tiñó las pistas de sangre.

          El hecho fue protagonizado por cinco jóvenes que salían de un club nocturno y se dirigían a otro después de las seis de la mañana.

          Debido a la excesiva velocidad que llevaba el coche, se salió de la vía, chocó contra un poste y quedó destrozado sobre una elevación.

          Una madre de familia de 21 años falleció al instante y tres quedaron seriamente heridos.

          La conductora, que resultó ilesa, entró en una serie de contradicciones para negar que iba al volante.

          Sometida al dosaje etílico, se comprobó que tenía 1.59 de alcohol que corresponde a más del triple del promedio permitido por ley.

          Luego de la investigación, el juez le ordenó prisión preventiva. Es probable que sea procesada por homicidio culposo.

          El flamante carro, hoy inservible y apto para la basura, ni siquiera era de quien manejaba. Tendrá que responder también por eso.

          La dueña, su hermana, se lo prestó para una noche de juerga, a pesar de la oposición del esposo. Un drama trasladado a la familia.

          Toda una tragedia a causa del licor y el inconcebible deseo de pasarla bien durante horas y horas bebiendo sin cesar.

          En el país existe el Plan Nacional de Seguridad Vial, que debe trasladarse a los colegios y varias recomendaciones al respecto.

          “Si tomas, no manejes”, “Cuida tu vida y la de los demás”, “Tu familia te espera”, “No manejes en estado de ebriedad” y otras similares.

          Sin embargo, de manera increíble, en ocasiones se impone el exceso de confianza resumido en la imberbe concepción de “A mí no me va a pasar”.

          Al final, a quien tanto se vanagloriaba de ser el mejor chofer, “porque las sabía todas” y cosas por el estilo, le sucede lo que a esta chica limeña.

          La primera influencia directa del alcohol sobre el organismo humano es la alteración de la actividad cerebral.

          Se manifiesta en la pérdida inmediata de la capacidad de atención, reacción, concentración, reflejos y la ineptitud para tomar decisiones.

          Esa es la explicación por la cual cuando alguien bebe en exceso y trata de ponerse de pie tiende a trastabillar y caer.

          Expresa incoherencias, pierde el sentido de la orientación, la distancia y es incapaz de movilizarse por sus propios medios. Necesita apoyo.

          Traslade usted ese absurdo desenvolvimiento físico y sicológico al timón de un vehículo.  La situación se torna de peligro máximo.

          Aquello es lo que algunas personas que manejan no quieren aceptar, pero es la pura realidad.

          Ocurren casos de individuos ebrios que se dejan arrastrar por la vanidad de lucirse en un auto nuevo y no miden los resultados.

          Y las consecuencias de tal exhibicionismo son los terribles accidentes de tránsito como el que comentamos.

          No estamos contra el deseo de divertirse de la gente, las discotecas, los centros de baile y otros establecimientos. Es su derecho.

          Nuestro único objetivo es evitar que conduzcan quienes quieren pasar una noche de copas y disfrutar con los amigos.

          Si le gusta, vaya. Tome hasta el cansancio y, al salir, suba a un taxi seguro. Pronto estará en su casa. No en un hospital o el más allá.

          El consejo está en sus manos. No lo olvide. El alcohol y la velocidad forman una combinación fatal…

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