Página 8 de la revista del Círculo de Periodistas de Trujillo, editada con ocasión del XV Congreso Nacional de Periodistas Deportivos del Perú, que se realizará el viernes 29 y sábado 30 en nuestra ciudad.
Nació
en Trujillo en la primera mitad de siglo pasado. Vivía a tres cuadras del
estadio Mansiche, el más importante escenario deportivo de la ciudad.
Como
todos los niños de su edad, luego de cumplir con las tareas escolares y del
hogar, pasaba los ratos libres corriendo detrás de una pelota de trapo en la
esquina de su casa.
Los
chicos del barrio supieron pronto que los domingos se jugaban los partidos de
primera división de la Liga de Fútbol en el estadio y que, minutos antes de
terminar el encuentro de fondo, dejaban entrar a la gente.
Fue
suficiente. Acordaron acudir. Desde las tres de la tarde, cada fin de semana,
merodeaban las inmediaciones del ambiente futbolístico escuchando desde afuera
los gritos de gol que exclamaban los aficionados.
Faltando
media hora para culminar la contienda se acercaban al portón metálico principal
junto a otras personas mayores que también esperaban ser los primeros en
ingresar.
Abiertas
las puertas de par en par, los chiquitines subían la escalinata corriendo. No
querían perderse ningún instante del juego, mientras desde las tribunas algunos
hinchas les gritaban:
-- ¡Pavos (*)...! ¡Pavos...! ¡Paguen su
entrada...!
Pero, no
se ofuscaban. No hacían caso a las ofensas, ni sentían un ápice de vergüenza. Lo
importante era acomodarse en las graderías y concentrarse en lo que faltaba del
encuentro.
El
espectáculo adquiría mayor relevancia cuando, en ese corto tiempo, se convertían
goles y los entusiasmados pequeños celebraban con el resto de aficionados.
En esa
época, los duelos se disputaban con un balón de
badana cosido a base de paños, blader inflable en el interior y amarrado
con tiras.
Participaban
equipos tradicionales, unos ya desaparecidos, como Sport Rambler, Unión Laredo,
San Lorenzo de Almagro, Defensor Taller, Carlos Tenaud, Alfonso Ugarte, Atlético
Trujillano, Lolo Fernández y Sanjuanista.
Algunas
figuras estelares, por su popularidad y destreza con el balón, eran entre otros
“Pilón” Chávez, “Can Can” Quiñe, “Pajarada” Pesantes y “La Gata” Morales.
El
Mansiche solo contaba con las plataformas de occidente y oriente. El espacio de
las tribunas norte y sur lucía vacío. El moderno marcador electrónico de hoy no
existía ni en sueños.
En su lugar
había un mástil de unos diez metros de altura, cruzado por otro más corto en la
parte superior, de donde colgaban por los costados dos delgadas soguillas.
Cada
una de ellas se utilizaba para flamear banderitas triangulares del color de la
camiseta del equipo que anotaba un gol. Si encajaban cinco, era el
"Vale".
Entonces
bajaban las cuatro anteriores, elevándose en su lugar una más grande que tenía
ese significado. Si metían un sexto tanto iba otra sobre la anterior y así
sucesivamente.
Años
más tarde, uno de esos chicos traviesos que ingresaba los domingos de
"pavo" al estadio Mansiche, se convirtió en periodista del diario La
Industria de Trujillo.
En sus
inicios, como ocurre con muchos noveles hombres de prensa, para foguearlo y
adquirir experiencia, le encomendaron escribir notas locales, policiales y
deportivas.
Para
cumplir sus comisiones, el primer quinquenio de la década del sesenta fue incorporado
al Círculo de Periodistas Deportivos del Perú, filial Trujillo, al cual
pertenece hasta la actualidad.
Reuniendo
de sobra los requisitos exigidos, el colega Segundo Ortiz Bocanegra, uno de los
preclaros past presidentes del gremio, lo animó a formar parte de la
institución.
Ahora,
cada vez que acude al Mansiche, con sus torres de iluminación artificial y tribunas
flanqueadas por los cuatro costados, recuerda con añoranza las vivencias de su
minoría de edad.
Esos felices
domingos de antaño cuando, a lado de sus amiguitos, entraba casi al final de los
partidos de la liga local para verlos sin pagar.
Como
periodista deportivo, solo presenta su carné del Círculo para acceder y
ejecutar su labor. No por curiosidad o para distraerse como lo hacía de
chiquillo.
Su
tarea es hacer el análisis, la valoración y el juicio de cada actividad deportiva
para publicarlo en el vespertino Satélite, el blog Prensa Virtual Trujillo ll y trasmitirlo en el informativo
radial matutino Réplica.
Aquella lejana y etérea imagen del angelical niño
"pavo" del Mansiche, forma parte imborrable en la vida del cronista
deportivo.
El
protagonista de esa tierna e inocente historia infantil, era yo...
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