sábado, 23 de septiembre de 2017

Día sin auto: ¡Una jornada intrascendente…!

Jirón Junín, en el centro de Trujillo, el Día Mundial sin Auto que no fue aprovechado como hubiesen deseado los trujillanos.


          Trujillo celebró, el viernes último, el Día Mundial sin Auto que posee una tremenda trascendencia en las grandes ciudades del mundo.

          El objetivo de esa conmemoración es orientar a la ciudadanía sobre otras alternativas para su desplazamiento cotidiano.

          Entre ellos, caminar y el uso de la bicicleta. Lo primero, es factible. Lo otro, peligroso. Por la amenaza que representan los coches. No hay ciclovías.

          También persigue hacer conocer los efectos negativos que generan las unidades motorizadas.

          Empezando por el monóxido de carbono que emite el motor de los vehículos que es altamente nocivo al ser humano.

          En nuestra ciudad la situación es mucho más grave debido a  que circula una elevada cantidad de carros antiguos.

          A ello se añade la contaminación sonora que tiene similar acción sobre la salud mental de las personas.

          Respecto a este problema, desde el siglo anterior, ningún ejercicio municipal ha asumido su responsabilidad en defensa de la población.

          Está comprobado que los trujillanos padecemos diversos males sicológicos debido a la exagerada manipulación de las bocinas en los vehículos.

          La carencia de control y sanción ha originado que los conductores accionen elementos sonoros prohibidos dentro del radio urbano.

          En reiteradas oportunidades los organismos municipales y regionales de transportes anuncian operativos de medición del ruido ambiental. Pero quedan solo en eso.

          Ahora mismo. En el reciente Día Mundial sin Auto, Transportes Metropolitano de Trujillo informó que se haría la mencionada medida.

          La nota de prensa enviada a los medios señala que un objetivo era hacer "el contraste con  el día que no habrá carros en el centro histórico”. Y nada más.

          Se hizo lo de siempre. Por cumplir. La pregunta que cae por su propio peso es: ¿Qué se hace con los resultados…? ¿Se les da utilidad…? No.

          Un consejo. Aquí no hay necesidad de efectuar estudio alguno. Basta salir a la calle para comprobar que el ruido supera todos los niveles normales.

          Esa cruda realidad se conoce desde hace mucho tiempo. Sin embargo nadie mueve un solo dedo para superarla.

          Las infracciones están a la vista. Los choferes hacen lo que se les antoja con las reglas de tránsito y las normas de prevención de la salud pública.

          Eso obedece a que los efectivos de la policía y los agentes municipales  no sancionan a los conductores que infringen las disposiciones.

          Y cuando se programan escasos operativos e impone alguna pena, aparece un municipio paternalista que minimiza el valor de los castigos.

          Sale el SATT, gastando el dinero de los contribuyentes, con agresivas campañas publicitarias a los cuatro vientos anunciando descuentos.

          Con motivo de navidad y fiestas patrias, las papeletas son reducidas en tan alto porcentaje que resultan ridículas.

          Entonces a los pilotos no les importa acumular las multas si al final van a cancelarlas por el valor de dos gaseosas. Falta mano dura.

          Allí reside parte del desorden en el tránsito vehicular de Trujillo y las dolencias en la gente a causa de la polución atmosférica y sonora.

          Un año más, el Día Mundial sin Auto, que debió servir para mejorar el estándar de vida de los trujillanos, resultó una jornada intrascendente…

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