domingo, 25 de agosto de 2019

El rostro de la victoria: ¡Y la orfandad de los deportistas...!

Gladys Tejeda ganó el oro. La mayoría de deportistas nacionales intervino en los Panamericanos en medio de una pavorosa
orfandad económica. (América).


          Extraemos para el análisis dos aspectos sustanciales, entre muchos, de los hace poco concluidos Panamericanos Lima 2019.

          Primero, el instinto natural de gestos, ademanes y actitudes de los triunfadores. Los exitosos peruanos ganadores de las medallas de oro.

          Esa manifiesta, comprensible y particular explosión de elevar con energía los brazos al cielo en señal de victoria.

          Seguida de una involuntaria, incontenible y sincera descarga propia del ser humano. El llanto.

          La mayoría de quienes alcanzaron la gloria por su dedicación, esfuerzo, y denodado sacrificio, prorrumpieron en sollozos.

          Lágrimas que simbolizan el objetivo alcanzado. La meta cumplida. El sueño hecho realidad. Haber tocado la felicidad.

¿Puede haber algo más valioso que aquello…? ¡Imposible…!

Al otro lado. Aquel que no se vio en la competencia. El desamparo económico del gran porcentaje de los deportistas nacionales.

Además de la ineludible preparación atlética de su parte, es indispensable la necesidad de dinero. Todo cuesta.

Salvo el apoyo de unas cuantas personas altruistas, nuestros representantes estuvieron desatendidos en este rubro.

Cumpliendo con las marcas mínimas exigidas y las ansias de participar, tuvieron que asumir los gastos por cuenta propia.

Poco o nada les otorgó el gobierno. Peor aún, el sector privado.

Los poderosos inversionistas que, con excelente criterio, colocan millones de soles en deportes de masas, esta vez no aparecieron.

Tampoco las firmas que invierten a diario gran cantidad de capital en la televisión para impulsar insulsos juegos juveniles.

Encauzan publicidad en espacios que exhiben muchachos de músculos falsos y chismes de infieles parejas que nada aportan.

Espectáculos que, en ciertos casos, desvirtúan el real sentido de la vida y el esparcimiento por la mentira y la banalidad.

Que los triunfos de nuestros campeones sirvan para remover conciencias. Mirar a los nuevos ídolos y a quienes siguen sus pasos.

El ejemplo que dejaron. Sus lágrimas. Los aplausos y las sonrisas que nos arrancaron, exigen involucrar el entorno financiero…

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