domingo, 11 de agosto de 2019

El suplicio de viajar en combi

Una sola muestra del interior de una combi del servicio de transporte público en Trujillo.

          Es posible que Trujillo sea una de las escasas ciudades del mundo donde las combis son utilizadas como medio de transporte público.

          Donde se empleen, debe ser tal como salieron de la fábrica. No como sucede en nuestro medio.

          Todo empezó cuando las autoridades aprobaron la modificación de su original estructura interior. ¿Quiénes y por qué…?

          El cambio se hizo con una sola finalidad. Trasladar el mayor número de personas. Para nada se tuvo en cuenta al pasajero.

          Por eso se instalaron asientos en lugares inadecuados y hasta insólitos. Como la tabla con waipe y cuerina colocada detrás del chofer.

          Aparte de la seguidilla de asientos que obliga a sentarse apretado y con las piernas encogidas.

          La incomodidad agobia en horas punta. Suben todos los que alzan la mano en cualquier parte para ir de pie. Y pobre que lleven bultos.

          Estos vehículos fueron introducidos por corto tiempo para solucionar la urgencia de unidades móviles.

          Más de dos décadas después, el crecimiento demográfico de la población es evidente. Ahora se requieren buses con mayor capacidad.

          Sin embargo, las combis superviven. Por ser de segunda mano, la mayoría destartaladas. Tienen ventanas con lunas inmóviles.

          Con cobradores colgados de puertas aseguradas con una soga que gritan a todo pulmón la ruta.

          Complementan su tarea sacando medio cuerpo por la ventana para ver si se acerca otro carro de la misma línea.

          De ser así, empieza la persecución. El chofer imprime mayor velocidad. No le importa el reclamo de la gente. Ni dejar varados a los usuarios.

          Solo vale evitar la multa que impone la empresa. Lo demás, no interesa.

          Hace unos días, funcionarios de la Defensoría del Pueblo subieron y las inspeccionaron.

          Comprobaron que carecen de cámaras de videovigilancia y que los pilotos hablan por el celular a pesar de estar prohibido.

          Así viajan los trujillanos a diario. Y pensar que, en esas combis, quieren instalar el sistema de recaudo electrónico. ¡Qué ironía…!

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