Los cargos de confianza deben reemplazarse por concursos públicos de plazas si anhelamos el desarrollo de nuestros pueblos. (PromPerú).
La
política es la ciencia del gobierno y organización de las sociedades.
Dentro
de un sistema democrático, como el Perú, se alcanza esa excelsa capacidad,
mediante los partidos políticos.
Sin
embargo, a través del tiempo, sus militantes han adquirido atribuciones que
escapan a la voluntad popular.
Se evidencia
cuando llegan al poder. Olvidan a la ciudadanía. Aprueban sueldos onerosos. Beneficios
exagerados y todo lo que sea a su favor.
Entre
otros, está la facultad otorgada a quienes ganan las elecciones para distribuir
los "cargos de confianza".
Consiste
en la potestad de nombrar o contratar, a su antojo, a los funcionarios públicos.
Incluso en puestos de envergadura.
Lo
risible es que los políticos criollos escogen hasta a su "jefe de
campaña", como lo acaba de revelar un alcalde.
Sin
avergonzarse, privilegian al amigo. A quien
más "se rompió pegando afiches" y, en el colmo, hasta familiares.
Como es
de esperar, no siempre, el "afortunado" cumple con el perfil
profesional que la función exige.
Hay
ejemplos por doquier. Basta mencionar que el gerente de un proyecto de irrigación
es abogado y no ingeniero hidráulico.
¿Se
puede promover el progreso de una ciudad, provincia o región, así...?. La
respuesta es NO. Con mayúsculas.
Lo que
escribimos no es nuevo. La Contraloría denunció cientos de casos en los últimos
años.
Lástima
que, por una inexplicable razón, se le arrebató su capacidad sancionadora y se
persiste en el error.
Un
yerro que tanto daño nos hace y nos seguirá generando mientras no se ejecuten reformas
necesarias e inmediatas.
En
especial, porque no se ubica al profesional o técnico idóneo en el área que
"le caiga como la camisa al cuerpo".
La
solución está cantada. Convocar limpios concursos públicos. ¡Háganlos...! Y
verán cómo empezamos a crecer.
Si
anhelamos el desarrollo de nuestros pueblos, la perniciosa práctica de los
cargos de confianza debe eliminarse...
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