La Liga 1 del fútbol peruano se reanuda este martes. Es la última oportunidad. (Redes)
Alguien dijo que el planeta Tierra tiene forma de pelota de fútbol. Y, no se equivocó.
Ahora mismo, es deporte mundial.
Se practica en todas partes.
En Perú, cuatro rumas de piedra, son "arcos" para niños, descalzos y balón de trapo, jugando "su partido" en irrisorio campo de tierra plana.
Qué decir de las imborrables alegrías que nos deparó la bicolor en las eliminatorias al Mundial de Rusia.
Personas alejadas del fútbol, miraban de reojo la tele para encontrar explicación a tanto grito. Y terminaban aplaudiendo.
Ese es el juego que, con razón, genera aficionados, algunos de los cuales desvirtúan su verdadero sentido.
Como los que causaron alboroto al exterior del estadio Nacional pese a la prohibición de reunirse.
Resultado. La inmediata paralización de la fecha 7 de la Liga 1.
"Increíble. Suspenden el fútbol el mismo día que regresa", "Banderazo y escándalo", "¿No lo crees...? Mira las imágenes".
Fueron los titulares de ciertos medios internacionales informando sobre un hecho que nunca debió ocurrir.
El razonamiento es lógico. En el resto del mundo se juega en estadios vacíos hace un mes. Nadie sale de su casa.
Terrible. Porque sucesos de esta índole nos descalifican y señalan con el dedo pulgar hacia abajo.
Lo peligroso es la posibilidad que quienes llenaron las calles puedan haberse contagiado.
"Es un crimen contra las familias de los que han estado allí...", sostuvo Pilar Mazzetti, ministra de Salud.
El paro origina múltiples pérdidas. Solo los árbitros, entre otros, que ganan por partido, sobreviven. Urgente. Necesitan dinero.
Felizmente, compromisos entre el premier con los jefes del IPD y la Federación, dieron el visto bueno para jugar.
Una sola condición. Cualquier exabrupto o un gentío más y allí queda todo. No habrá otra.
Es la última oportunidad del fútbol...
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