sábado, 1 de junio de 2024

El "Cruce de la muerte" en La Esperanza: ¡Trágico accidente como en La Oroya, inspiró su nombre...!

El "Cruce de la muerte" en la actualidad. El tren pasaba por donde está el auto negro. (Google Map).


         El impresionante choque entre un ómnibus repleto de pasajeros y un tren, se produjo la semana anterior en La Oroya, Junín.

Las cámaras captaron el instante en que el chofer del bus, de la empresa "Apocalipsis", acelera para intentar pasar, sin conseguirlo.

La locomotora impactó contra la parte posterior izquierda provocando su volcadura. Cuatro personas fallecieron y 44 resultaron heridas.

            Hace más de siete décadas, Trujillo contaba con servicio ferroviario al norte y sur. El tránsito de trenes y vagones era intenso.

            Cruzaban la ciudad por Amazonas, Santa  y Gonzales Prada. La estación central quedaba en Grau. Sucedió entonces, un accidente similar.

            El domingo 5 de julio de 1953, el Juan Aurich de Chiclayo venció 3 a 1 al Sport Rambler de Salaverry, en el estadio Mansiche.

            La delegación norteña regresaba a su tierra de origen por la noche.

            El viaje quedó interrumpido porque el bus de madera de la empresa "Santa Fe", fue embestido por un vagón que retornaba del valle Chicama.

            Escenario de la tragedia fue la franja en que la carretera Panamericana era atravesada por las líneas del ferrocarril.

            Veintidós personas murieron y 35 heridos fueron atendidos en los hospitales Belén y Obrero, hoy Lazarte.

            Se determinó que la causa del accidente fue la inexperiencia del chofer.

            Desde ese momento, el lugar fue bautizado por los pilotos trujillanos como el "Cruce de la Muerte".

            Setenta años después, ya sin rieles, la zona mantiene su trazo y está totalmente poblada. Pertenece al distrito La Esperanza.

            El punto exacto es la convergencia de las avenidas Condorcanqui (Panamericana) y Tahuantinsuyo (por donde pasaba el tren).

            Es el sector con el nombre más tétrico de la región.

            De aquella época, quedaron impregnados para siempre, en nuestros infantiles oídos y retinas, dos importantes detalles.

            El estridente silbido del vagón anunciando su presencia y los postes en las esquinas con cuatro círculos sostenidos por dos barras en forma de equis.

            Cada disco sintetizaba el peligro en un irrefutable póker de palabras: "Ojo". "Pare". "Cruce". "Tren"...


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