sábado, 26 de octubre de 2024

La otra cara del paro contra el crimen: ¡Además del pedido, mostró una anhelada imagen de tranquilidad...!

Volvió, por un día, la arrebatada quietud y serenidad anhelada por todos.


          Después de muchos años, el martes 22, Trujillo se paralizó.

          La causa fue el paro masivo convocado por los gremios de transporte público, acosado con el pago de cupos, debido al alto índice de inseguridad.

          No circuló ningún bus, micro, ni colectivo. Tampoco taxis. Los que lo hicieron, abusaron con los precios.

          La radical actitud fue un "jalón de orejas" al gobierno, Congreso y autoridades por la inacción en la adopción de estrategias y medidas efectivas.

          El anuncio de la paralización obligó a suspender las labores universitarias y escolares. Los mercados cerraron sus puertas.

          En forma ordenada y pacífica, las delegaciones portaron pancartas alusivas. Desfilaron rondas campesinas de lugares lejanos.

          La ciudadanía estimó que el gobernador y los alcaldes debieron encabezar la multitudinaria marcha.

          El grito: "Nuestra lucha es por la paz", resonó al unísono.

          Al mediodía, la novedad fue el "cacerolazo" de las amas de casa y  el silbido de sirenas en  las urbanizaciones.

          Lejos del justificado reclamo, las calles y avenidas de la periferia mostraron un distinto panorama. Solo circularon vehículos particulares.

          La totalidad de las vías, libres del perturbador y frenético transitar de los automotores del transporte de pasajeros.

          No se escucharon las insistentes y bulliciosas bocinas, ni pitos accionados por conductores que exageran su uso.

          Resultó un día de silencio y calma. Liberado del molesto chirrido de los carros antiguos que una benévola ley permite circular.

          Reinó la paz y tranquilidad. Especialmente en el recorrido de las unidades, casi compitiendo, por las urbanizaciones.

          Fue la otra cara de la paralización del transporte público. Volvió, por un día, la arrebatada quietud y serenidad anhelada por todos.

          Aquella que un caótico trazo e insólita ausencia de paraderos, atormenta a los trujillanos, ante la inoperancia de sucesivos alcaldes...

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