Todo empezó con el pedido de una
congresista que deseaba efectuar reparaciones en la oficina que le fue
asignada.
Alejandra Aramayo, representante de
Arequipa, pidió a la Dirección General de Administración del congreso cincuenta
mil soles para solventar los gastos.
Considerando exagerada la cantidad, se
entrevistó a la presidenta del hemiciclo, quien recordó que solo se autoriza un
máximo de veinticinco mil. Que ya es bastante.
Sin embargo, la solicitud inicial
aguijoneó a la prensa indagar sobre otros reclamos para solucionar deficiencias
similares.
Así se llegó a la conclusión que
treintaiséis parlamentarios, pertenecientes a diferentes bancadas, presentaron
el mismo planteamiento.
Argumentan que los departamentos que
ocupan requieren refacciones, acondicionamientos, reubicar cables expuestos y
mejorar los servicios higiénicos.
Atender esos requerimientos asciende a
una suma superior a los cuatrocientos treintaidós mil soles. Casi medio millón.
Se informó que el dinero está
disponible para los interesados en el departamento de Logística del parlamento.
Muchas más fueron las solicitudes de
los legisladores en el mismo sentido pero, para tranquilidad de la ciudadanía,
no se aprobaron.
Es oportuno anotar que, respecto al despacho
de Aramayo, se entrevistó al anterior ocupante
quien manifestó haberlo dejado en óptimas condiciones.
Igualmente, que no es la primera vez
que se presenta este controvertido caso vinculado al mal estado de conservación
de las oficinas.
Existen referencias que al comenzar
anteriores gestiones legislativas, numerosos congresistas pidieron dinero para
hacer mejoras.
Ante esta reiterativa situación, la
solución está a la vista. Solo se requiere movilizar al órgano supervisor de
infraestructura del congreso.
Este se encargará de verificar, con
documentos y fotografías a la mano, las condiciones en que se entrega cada
local.
Quedará bajo exclusiva responsabilidad
de los dueños de curul el cuidado y
preservación de las instalaciones otorgadas.
Durante cinco años, son momentáneos
residentes de las oficinas que solo se emplean para actividades secretariales
comunes. No hay motivo de darles ninguna otra utilidad.
En ese sentido, al término de la
gestión, deben ser devueltas en las mismas condiciones que fueron recibidas.
Guardando las distancias, el hecho
tiene mucho parecido al que ocurre con el alquiler de una vivienda o departamento
cualquiera.
Al firmar el contrato notarial de
arrendamiento, se hace constancia de la forma como se entrega, dejándose una
garantía de uso.
Llegado el momento de abandonar el
inmueble, el eventual ocupante debe devolverlo en las mismas condiciones.
Si luego de la evaluación se comprueba
que hubo destrozos que exigen reparaciones se procederá al descuento del aval.
Lo mismo debe hacerse con los
congresistas. Descontarles un porcentaje de su sueldo como garantía de posibles
daños.
Concluido el ejercicio, si se constata
que todo está en orden, se les devuelve el íntegro. De lo contrario se hará la
cobranza correspondiente.
Es una manera práctica de zanjar con
los pedidos para reparaciones y proteger los fondos del estado que, al final,
es el dinero del pueblo...
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