jueves, 27 de octubre de 2016

Seguro integral: ¡Caos, corrupción y aprovechamiento...!

Perfeccionar los filtros, eliminar la inscripción automática, transparencia y control permanente, entre otros puntos,  requiere el Seguro Integral de Salud (Foto Andina).
 
 
          Cuando uno abre internet e ingresa al portal del Sistema Integral de Salud, lo primero que aparece es el banner: "Con la salud no se juega".
          Y continúa: "El Ministerio de Salud pone a disposición su sistema de denuncias  para informar o alertar sobre tráfico de influencias, venta de puestos de trabajo, contrato de obras, equipos, medicamentos y cobros indebidos".
          "Denuncie cualquier acto de corrupción al correo: denuncias@minsa.gob.pe. Protegeremos la identidad del denunciante".
          Con todas esas advertencias, resulta inconcebible admitir que ese organismo haya marcado la primera crisis de corrupción del gobierno actual.
          Nadie imaginó que la revelación de los audios de un exasesor presidencial serviría para destapar un increíble negociado mediante el convenio con una clínica.
          Vale anotar que el SIS fue creado el 2002 mediante la fusión del seguro escolar gratuito y el seguro materno infantil.
          El objetivo fundamental era atender los problemas de salud de los ciudadanos en estado de pobreza extrema y a las poblaciones vulnerables.
          Según estudios demográficos, en el país existe un promedio de siete millones de personas en esa condición.
          Sin embargo, efectuadas las primeras indagaciones se determinó que el sistema atiende a diecisiete millones.  Lo que supera cualquier estimación.
          La revelación encendió todas las alertas y comenzó a desenvolver la madeja señalando, en un principio, que figuraban en sus padrones tres congresistas y un regidor municipal limeño.
          Más tarde aparecieron los nombres de personas vinculadas a la farándula y el espectáculo, muchas de las cuales ganan en dólares.
          Aún más, se recordó una norma, de carácter populista promulgada el 2013, que incluyó a toda la población penal, donde figuran internos de envidiable solvencia económica.
          Para decirlo en términos bíblicos, guardando el debido respeto a las sagradas escrituras, el SIS se convirtió en el Arca de Noé en cuanto a atención de salud se refiere.
          En este aspecto, quedó comprobado que los filtros de control, verificación y supervisión fracasaron por completo.
          La superpoblación de inscritos, así como posibles convenios no muy cristalinos con ciertas clínicas privadas, condujeron al descalabro económico del sistema.
          Conste que el SIS destina cien millones de soles de su presupuesto para firmar contratos con proveedores privados.
          Ciento veinte clínicas están registradas en calidad de asociadas a la red a nivel nacional y en condiciones de prestar sus servicios.
          Todo esto incrementa los gastos. Según los primeros cálculos, se anuncia que afronta una deuda superior a los quinientos millones de soles.
          Aparte de eso, los nosocomios del Estado destinados a la atención de los pacientes carecen de insumos y una serie de elementos básicos.
          Ante esta caótica situación, el Ejecutivo informó a comienzos de mes que durante cuatro meses evaluará la forma como el SIS administra sus fondos.
          Igualmente, y de manera increíble por primera vez en casi quince años, la Contraloría efectuará un análisis del manejo administrativo y financiero de la institución.
          Lo aconsejable es la reorganización completa, perfeccionar los canales de ingreso y mantener una supervisión permanente...

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