Un generoso vecino o transeúnte tuvo la original idea de colocarle una bolsa plástica.
¡Una
vergüenza...! Es posible que Trujillo sea una de las escasas poblaciones del
mundo donde malos ciudadanos atentan contra su patrimonio.
La
patética historia de la sistemática desaparición de los tachos de basura
instalados por las últimas gestiones edilicias, nos dan la razón.
Esa
sustracción y la falta de conciencia cívica de ciertas personas, genera parte
del desaseo existente en algunas calles y avenidas.
Gente
que vive al margen de la ley aprovecha la oscuridad de la noche para llevarse
los basureros en su totalidad o por piezas.
Lo
peor es que nunca hay detenidos, ni radicales disposiciones contra los
infractores. Algo debe hacerse.
Por
lo general, lo último que los ladrones se llevan son los pedestales de metal
porque están asegurados con cemento a la vereda.
Como
se aprecia en la imagen, ante la ausencia del depósito, un generoso vecino o
transeúnte tuvo la original idea de colocarle una bolsa plástica.
Angustioso
y desesperado recurso en un desmantelado basurero que vive sus últimos días hasta
el final y, fiel al cumpliendo su deber, agoniza...
No hay comentarios:
Publicar un comentario