Hermosa Plaza de Armas de Trujillo de noche. La ciudad está mancillada por la inseguridad ciudadana.
La
semana que pasó, cuatro sujetos
asaltaron con armas de fuego, un bus de transporte público en Trujillo,
cuyo rostro está mancillado por la inseguridad ciudadana.
Arrebataron
a la fuerza carteras, bolsas, celulares e hirieron a un policía que continúa
recluido en un hospital.
Las
imágenes de miedo fueron observadas en el Perú y el mundo (¡Qué vergüenza...!),
porque el vehículo portaba videocámaras.
Días
antes, se había anunciado la visita a nuestra ciudad del ministro del Interior,
Vicente Romero, justo para tratar con las autoridades, el tema de la violencia
en la región.
Al
pisar tierra trujillana, dos de los culpables ya habían sido detenidos por la
policía.
Según
los primeros informes, intentaban huir por la frontera norte.
La
prensa inundó el ambiente con los detalles de la captura. Muy bien. Pero. ¿Qué
vendrá después...?
¿El
monto de lo robado superará los "límites" establecidos por nosotros
mismos para que estos individuos estén siquiera unos años en el penal...?
Ahora
vendrá el análisis y la discusión, con la lógica pérdida de tiempo y dinero
pese a la carga procesal, sobre el insólito tema que si lo cometido es falta o
delito.
Es posible que, al final, los responsables
salgan en libertad y volverán a las calles para seguir cometiendo sus fechorías.
Se
dirá que así lo dicta la ley. Oiga. Y ¿A quién debemos pedir permiso para
cambiarla...? ¿A nuestros vecinos de los países limítrofes...?
Ni
el presidente, más preocupado en sus problemas que en los padecimientos de la
gente, ni los ministros, peor aún los congresistas, abordan este aspecto de
vital importancia para la ciudadanía.
Si
las leyes son benignas o no hay lugar en los penales. ¿Por qué no se
establece como escarmiento una reparación económica a los culpables...?
Los
parlamentarios, que ganan mucho más de lo que producen, deberían enfrentar la
situación en vez de plantear propuestas descabelladas.
Similar
facultad recae en el Poder Judicial, el Ministerio Público y los mismos
colegios profesionales.
Medidas
urgentes e inflexibles se requieren para frenar el terrible monstruo de la
violencia que nos acecha cada día...
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