jueves, 19 de abril de 2018

En tiempos de corrupción: ¡Privilegios para nadie...!

La ciudadanía respalda la eliminación de la inmunidad parlamentaria. (Congreso).

          Cada vez que se plantean acusaciones delictivas que involucran a congresistas, renace el debate sobre la famosa inmunidad que gozan.

          Desde hace tiempo, la propuesta para eliminarla partía de la ciudadanía, pero se desvanecía al llegar a los huéspedes de los escaños del hemiciclo.

          Ahora, la bandera ha sido izada en el mismo corazón del congreso mediante un proyecto de ley presentado por una legisladora a comienzos de abril.

          El documento persigue la reforma constitucional del artículo 93 que, en el tercer párrafo, "vacuna" con esta facultad a los legisladores.

          Inmunidad es la coraza que poseen los parlamentarios para impedir ser investigados, procesados o apresados, sin autorización del congreso.

          La protección rige desde que son elegidos hasta un mes después de dejar el cargo, aún en supuestos casos de flagrancia. ¿Qué les parece...?

          En realidad, la medida en vigencia, no es genuina. Constituye una copia (¡Cuando no...!) de la legislación europea.          

          Con la observación que en Europa solo defiende al legislador respecto al voto y sus opiniones durante el ejercicio de su función.

          Si fuera acusado de una supuesta acción dolosa, el juez informa al congreso e inicia el proceso judicial respectivo sin mayor impedimento.

          En nuestro medio, ese trascendental aspecto fue distorsionado por el legislativo para beneficiar a los congresistas.

          Aquí, ante la denuncia contra uno de ellos, el poder Judicial, antes de actuar, debe pedir autorización al congreso o a la comisión permanente.

          Eso obedece al blindaje que poseen y que, al final, se convierte en una barrera para investigarlos como a un ciudadano más.

          Los parlamentarios son ungidos por el voto popular para representar al pueblo "a imagen y semejanza".

          Sus raíces nacen, brotan. crecen y florecen desde abajo. Entonces. ¿Por qué tienen que desligarse de sus orígenes cuando cometen un delito...?

          Esa es la distancia que nos separa. Una equivocada diferencia que debe suprimirse sobre la base del equilibrio social que todos ansiamos.

          A pesar del cargo que les hemos confiado. Aún con terno y corbata. O tras las lunas polarizadas de su 4x4, siguen siendo como todos nosotros.

          La inmunidad es una prerrogativa que atenta contra el principio democrático y constitucional de igualdad.

          Sobre el particular, en los últimos días se han pronunciado, de manera abierta y favorable, altos representado del gobierno.

          Es el caso del presidente del poder Judicial y la procuradora antidrogas  en calidad de abogada del Estado.

          Ambos se inclinan por el levantamiento de ese amparo a los congresistas denunciados por haber cometido actos negativos.

          Sus planteamientos, refuerzan el sentimiento mayoritario de la población peruana que se inclina por su anulación total y definitiva.

          Tal como ocurre en Colombia, donde esta protección no existe y los legisladores pueden ser procesados por la justicia, sin mayor objeción.

          Por convicción, el congreso debe excluir la inmunidad parlamentaria en busca de recuperar su alicaída imagen y escasa popularidad.

          En el Perú actual, que vive tiempos de corrupción, impedimentos para investigar no deben ser privilegio para nadie...

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