La ciudadanía respalda la eliminación de la inmunidad parlamentaria. (Congreso).
Cada
vez que se plantean acusaciones delictivas que involucran a congresistas, renace
el debate sobre la famosa inmunidad que gozan.
Desde
hace tiempo, la propuesta para eliminarla partía de la ciudadanía, pero se
desvanecía al llegar a los huéspedes de los escaños del hemiciclo.
Ahora,
la bandera ha sido izada en el mismo corazón del congreso mediante un proyecto
de ley presentado por una legisladora a comienzos de abril.
El
documento persigue la reforma constitucional del artículo 93 que, en el tercer
párrafo, "vacuna" con esta facultad a los legisladores.
Inmunidad
es la coraza que poseen los parlamentarios para impedir ser investigados,
procesados o apresados, sin autorización del congreso.
La
protección rige desde que son elegidos hasta un mes después de dejar el cargo,
aún en supuestos casos de flagrancia. ¿Qué les parece...?
En
realidad, la medida en vigencia, no es genuina. Constituye una copia (¡Cuando
no...!) de la legislación europea.
Con la
observación que en Europa solo defiende al legislador respecto al voto y sus opiniones
durante el ejercicio de su función.
Si
fuera acusado de una supuesta acción dolosa, el juez informa al congreso e
inicia el proceso judicial respectivo sin mayor impedimento.
En
nuestro medio, ese trascendental aspecto fue distorsionado por el legislativo
para beneficiar a los congresistas.
Aquí,
ante la denuncia contra uno de ellos, el poder Judicial, antes de actuar, debe
pedir autorización al congreso o a la comisión permanente.
Eso
obedece al blindaje que poseen y que, al final, se convierte en una barrera
para investigarlos como a un ciudadano más.
Los
parlamentarios son ungidos por el voto popular para representar al pueblo
"a imagen y semejanza".
Sus
raíces nacen, brotan. crecen y florecen desde abajo. Entonces. ¿Por qué tienen
que desligarse de sus orígenes cuando cometen un delito...?
Esa es
la distancia que nos separa. Una equivocada diferencia que debe suprimirse
sobre la base del equilibrio social que todos ansiamos.
A pesar
del cargo que les hemos confiado. Aún con terno y corbata. O tras las lunas
polarizadas de su 4x4, siguen siendo como todos nosotros.
La
inmunidad es una prerrogativa que atenta contra el principio democrático y
constitucional de igualdad.
Sobre
el particular, en los últimos días se han pronunciado, de manera abierta y favorable,
altos representado del gobierno.
Es el
caso del presidente del poder Judicial y la procuradora antidrogas en calidad de abogada del Estado.
Ambos
se inclinan por el levantamiento de ese amparo a los congresistas denunciados
por haber cometido actos negativos.
Sus
planteamientos, refuerzan el sentimiento mayoritario de la población peruana
que se inclina por su anulación total y definitiva.
Tal
como ocurre en Colombia, donde esta protección no existe y los legisladores
pueden ser procesados por la justicia, sin mayor objeción.
Por
convicción, el congreso debe excluir la inmunidad parlamentaria en busca de
recuperar su alicaída imagen y escasa popularidad.
En el
Perú actual, que vive tiempos de corrupción, impedimentos para investigar no
deben ser privilegio para nadie...
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