Presidente del poder Judicial, ardiente defensor de la decisión que liberó a los terroristas. (Correo).
Nunca, como hoy, se ha desatado una polémica a todo nivel y magnitud por la liberación de cabecillas senderistas.
Las
miradas se centraron en el poder Judicial que tomó la decisión de darles
arresto domiciliario por "exceso de carcelería".
Una
expresión que se ha vuelto común, tal como la famosa "carga procesal",
que va camino a hacernos batir un récord Guinness.
Sostienen
los jueces del caso que, según la ley, "se cumplió el plazo máximo de 36
meses" y debían salir en libertad.
Sin
embargo, los implicados no pagaron la
caución y todavía falta que sean procesados por el atentado de la calle Tarata
en 1992.
Aún
más. La Sala Penal, con el poder que le concede la ley, rechazó extender la
prisión preventiva en su contra por el caso Perseo.
El
pronunciamiento, como era de esperarse, contó con la aprobación del presidente
del poder Judicial.
Mientras
que el peso de la opinión en contra partió de la ciudadanía y llegó, incluso, al
despacho del presidente Vizcarra.
Aparte
de la justificada posición del procurador anticorrupción que calificó la
determinación de "infame".
Similar
fue la protesta y el reclamo de los vecinos de Chaclacayo donde se alberga uno
de los beneficiados.
Conste
que, desde meses atrás, la policía informó que los domicilios señalados no
cumplen con las garantías suficientes.
Pero.
¿Qué opinan los juristas internacionales respecto al delicado punto del
cumplimiento estricto de la ley...?
"Los jueces no deben estar aislados en
una torre de cristal. Tienen la misión de ser gestores de la paz y el
orden...", sostiene Armando Grisolia.
El
magistrado español José Martín Pallín es mucho más tajante: "Los jueces no pueden conformarse con
ser la boca que pronuncia o repite mecánicamente las palabras de la
ley...".
Continúa:
"Si se refugia en el ritual de las
togas y los juramentos, se convierte en
una estatua ornamental...".
"El juez que solo sabe o maneja las normas legales como
un autómata podría ser sustituido, con
ventaja, por un sistema inteligente de tratamiento informático...",
acota.
"Los valores
superiores --la justicia, la libertad, la igualdad y el pluralismo-- están por
encima de cualquier lectura literal, fría, incluso despiadada, de la ley...",
precisa.
En
un sistema democrático, resalta: "Un juez no puede decir que la ley es la
ley y hay que cumplirla como si fuera una orden..."
"Es necesario integrar, en la vida de cada uno, los
sentimientos, los principios y los valores que deben estar presentes en la aplicación de la ley...".
Y
concluye: "El juez es algo más que un funcionario o un
profesional. Es, en su parcela, un actor político".
Por
su parte, el destacado jurista Abelardo Rossi expresa: "Las consecuencias de aplicar literalmente los términos de la ley
son graves, inminentes y de muy oneroso o nocivo cumplimiento..."
El
canciller inglés Juan Lyndhurst, con sentido de humor, decía: "El juez debe ser, ante todo, un
caballero. Tener cierta dosis de valor, sentido común y algunos conocimientos
de Derecho...".
Las
concepciones están sobre la mesa. En la liberación de terroristas: ¿Actuó bien
la justicia peruana...? ¡Usted, tiene la respuesta...!
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