jueves, 5 de abril de 2018

La lluvia de hoy jueves: ¡El "monstruo" está allí...!

Entre montículos de tierra, un chofer empuja su vehículo atascado en el barro. Una de las miles de escenas a causa de los siete huaycos que soportó Trujillo el 2017.

          Después de los, dramáticamente recordados, siete huaycos que soportó Trujillo en marzo del 2017, quedó latente el trauma por lo que podría suceder el verano de este año.

          Mucho antes de diciembre pasado, los periodistas interrogábamos a los expertos sobre sus pronósticos.

          La preocupación se sustentaba en estar preparados para que no se repitieran las trágicas escenas originadas por el desborde de las aguas.

          El fenómeno del Niño Costero fue cruel con nosotros y los hermanos del norte del país.

          Recién este año, nos enteramos, por investigadores de las alteraciones climáticas, que el 2017 fue uno de los más cálidos en la última centuria.

          Fue esa, la causa principal del calentamiento de las aguas del Pacífico, la evaporación y las consecuentes lluvias.

          La situación que padecimos fue tan angustiosa que hizo evocar el aluvión de 1925 que azotó nuestra ciudad con semejante furia.

          Tras los sucesos del año anterior, se formó una comisión a nivel nacional para reconstruir los destrozos y ejecutar obras de prevención.

          Se habló, incluso, de millonarias cifras que no se conoce si llegaron en su integridad.

          Solo sabemos que, en nuestra región, se ha avanzado muy poco para que el total de los damnificados pueda recuperarse.

          Sucede lo mismo con las acciones de descolmatación de los ríos, pues los trabajos realizados no garantizan que la desgracia se repita.

          Mucho más, si algunos vecinos de las áreas adyacentes a las riberas o zonas de desfogue de las aguas, no contribuyen de manera eficaz.

          Existen denuncias de familias que se establecieron en zonas aparentemente libres, pero de riesgo extremo.

          Por otra parte, no se han realizado los suficientes trabajos en las quebradas de San Ildefonso, San Carlos y del León.

          Lo real es que, si las precipitaciones se producían en marzo de este año, los destrozos, posiblemente, hubiesen sido similares o peores.

          Mientras la gente del sur de Ecuador se alegra cuando llueve porque revitalizan sus sembríos y rellenan sus represas, aquí, se nos hace un nudo en la garganta.

          Antes, ellos padecían igual que nosotros. Hasta que su gobierno contrató una empresa china para realizar un estudio completo de la situación.

          Al final profundizó el canal de los ríos, construyó barreras de concreto en laderas peligrosas y embalsó las aguas para la época de sequía.

          "Todo tiene solución, menos la muerte...", se suele decir. Si hay dinero, solo falta decisión. Ponerse las pilas y trabajar en lo que nos han encomendado.

          Para cumplir con dicha tarea nos pagan. Justifiquemos, con la frente en alto, lo que ganamos

          Claro que, para eso, se necesita conocimiento, capacidad y coraje.

          El verano paso. Y, en Trujillo, no llovió como el año que se fue.

          Pero, el aguacero que mojó techos, pistas y generó algunos charcos, es una seria advertencia.

          Con la naturaleza no se juega. Ella, es impredecible. Actúa en el instante menos esperado.

          La prolongada lluvia de la madrugada del jueves es una muestra de su insólito comportamiento.

          No hay que confiarnos. ¡Cuidado...! ¡El "monstruo" está allí...!

No hay comentarios:

Publicar un comentario