Aumento de los pasajes en Trujillo ha originado un grave problema social que merece inmediata solución. (Redes).
Desde el
momento que Martín Vizcarra asumió la presidencia del Perú recibió el respaldo
de todos los frentes y el apoyo de la ciudadanía.
En su
afán de recaudar fondos, aplicó una serie de impuestos calificados por algunos
analistas como "medidas desesperadas".
Fue en
la víspera del Día de la Madre. Aprovechando que todos nos alistábamos para celebrarlo,
que el gobierno nos dio una ingrata sorpresa.
Aumentó
el Impuesto Selectivo al Consumo en las gaseosas, licores y cigarrillos, que
puede aceptarse. Pero añadió la gasolina.
El
incremento del combustible, según el dispositivo, afecta en mayor grado a los
vehículos usados por ser los más contaminantes.
Entrevistado
un vocero autorizado del Banco Central de Reserva, informó que la medida no
afecta al gas licuado de petróleo, ni al
GNV.
Por lo
tanto, explicó, los vehículos de transporte público y taxis que lo utilizan
"no tendrían razón para reajustar el precio de los pasajes".
Sin
embargo, en Trujillo ocurrió todo lo contrario. Transcurrida una semana, las
empresas elevaron las tarifas de manera desproporcionada.
Pese a
que el incremento al diesel impacta solo al 4% del valor final, los pasajes
subieron en un 40 y 60 por ciento.
Los empresarios
aducen diversos motivos vinculados a aditivos y llantas. No obstante, los
pasajeros resultan los perjudicados.
Aunque
Usted no lo crea, hay gente que vive del día a día y esa moneda de más que hoy
paga, mañana le hará falta.
Algunos,
que por su propia condición, salen de sus casas con el dinero justo, reclamaron
y fueron descendidos de los vehículos.
Ante el
atropello, Ever Cadenillas, gerente regional de Transportes, fue el primero en
identificarse con la ciudadanía.
Refirió
que las normas le impiden intervenir, pero invocó la acción de la Defensoría
del Pueblo e Indecopi para proteger a los usuarios.
La
población estima que un reajuste es injusto teniendo en cuenta que el servicio
que ofrecen los micros y combis es deficiente.
No se
explica la circulación de carros con más de cuarenta años de antigüedad, que
parecen vitrinas, con asientos rotos y pasamanos oxidados.
Tampoco
que continúen en servicio las combis que, de manera increíble, fueron
autorizadas para modificar su original estructura interior.
Unidades
fabricadas para transportar cómodamente ocho personas, trasladan más de veinte,
incluyendo las paradas, debido a esos cambios.
Como es
lógico, si hay mayor demanda, deben incorporarse buses de mayor capacidad y no
insistir en lo mismo.
La
actitud adoptada por los transportistas contradice lo que acaba de expresar
Vizcarra en Huánuco.
Aseguró
que "de ninguna manera aplicará impuestos a los sectores de la población
que menos tienen, a los más pobres..."
Lo
cierto es que la subida de los pasajes ha originado un grave problema social
que merece inmediata solución.
Por
ahora, se anuncia una mesa de concertación entre voceros de la ciudadanía y los
empresarios buscando un acuerdo.
En
medio de la borrasca, ciertos comités declinaron y volvieron a cobrar un sol
desde el jueves. ¿Seguirán los otros el mismo ejemplo...?
Siendo
sinónimo de acto innoble o traición, el aumento de las tarifas es considerado como
un nocaut al pueblo...
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