viernes, 18 de mayo de 2018

Miriam Pilco: ¡Y aquel rostro inédito suyo...!

Carátula del libro "El Rostro Inédito de Miriam", que contiene desconocidas anécdotas de la exalcaldesa de Trujillo,
escrito por el autor de este blog.

          Era un sábado de mayo de 1988. Víspera del Día de la Madre. La Municipalidad Provincial de Trujillo había señalado celebrarlo en el coliseo cerrado Gran Chimú.

          Todos los clubes de madres del programa del Vaso de Leche de los distritos aledaños fueron invitados. El marco era impresionante.

          Existía el incentivo que la alcaldesa de la ciudad, Miriam Pilco de Taboada, iba a entregar más de 300 cocinas de cuatro hornillas, ollas, pailas y utensilios.

          En ese multitudinario ambiente, a los acordes de la banda La Progresiva, ingresó la autoridad edilicia, mientras las madres clamaban fervorosas:

          -- ¡Miriam…! ¡Miriam…!

          Ella se detuvo. Levantó los brazos y los juntó  sobre su pecho, a manera de abrazo. En señal de saludo.

          La marinera continuaba y no faltó alguien a quien se le ocurrió gritar:

          -- ¡Qué baile…! ¡Qué baile…! 

          El gentío se aunó al pedido repitiendo esa sola expresión que resonaba por el aire, pidiéndole que  ofrezca a la concurrencia algunos pasos del popular baile.

          Miriam Pilco, norteña, dicharachera y desinhibida como ella sola, aceptando el pedido, se encaminó al centro de la reluciente cancha del coliseo.

          Al verla responder al llamado, el público también se puso de pie y agregó una solicitud más:

          -- ¡Sin zapatos…! ¡Sin zapatos…!  

          Es acostumbre decir que en el norte del Perú, los que saben, deben bailar la verdadera marinera en esa forma.

          Sin inmutarse, la alcaldesa se apoyó en una pierna, impulsó la otra hacia atrás y luego la dirigió con todas sus fuerzas hacia adelante arrojando uno de sus negros zapatos de taco a varios metros de distancia.

          Repitió  lo mismo con el otro. Aquel instante de emoción suprema llegó al clímax cuando empezó a bailar. El coliseo se venía abajo de tanto griterío.

          Todo volvió a la calma cuando hubo que distribuir los regalos gestionados ante el gobierno por quien dirigía la ciudad.

          Referí el suceso a Enrique Cabrera Salvatierra, quien dijo que no me sorprendiera porque “así es la doctora”. Ocurrente, espontánea, imprevisible.

          No se equivocó. Días más tarde, en otros escenarios, tuvo reacciones sorprendentes para una autoridad, pero completamente lícitas y honestas. Sin perder su calidad de mujer, ni faltar el respeto a nadie.

          Tales experiencias me animaron a recolectar esos pasajes anecdóticos  exentos de política y condensarlos en un borrador que, días antes de dejar el mando, se lo enseñé.

          Después de hojearlo y leerlo por partes afirmó:

          -- Freddy, esto se publica. ¿Y qué título le vas a poner…? –preguntó.

          -- “El rostro inédito de Myriam”. Con la fotografía suya a cuerpo entero caminando en la Plaza de Armas. El monumento de La Libertad y la Catedral aparecerán al fondo –le expliqué.

          -- Me parece una buena idea. Mañana mismo le pedimos a Manuel Lara para que tome la foto.

          Quince días más tarde, previa elaboración, impresión y distribución de tarjetas de invitación, el libro “El Rostro Inédito de Miriam” se presentó oficialmente en el salón consistorial del palacio municipal.

               El conocido periodista Samuel Cabrera Arqueros fue el maestro de ceremonias.

          Miriam Pilco de Taboada, la primera y única alcaldesa de Trujillo, falleció la madrugada de ayer.

          El Señor todopoderoso la tenga en su regazo...

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