Carátula del libro "El Rostro Inédito de Miriam", que contiene desconocidas anécdotas de la exalcaldesa de Trujillo,
escrito por el autor de este blog.
escrito por el autor de este blog.
Era un sábado de mayo de 1988. Víspera del Día de la Madre.
La Municipalidad Provincial de Trujillo había señalado celebrarlo en el coliseo
cerrado Gran Chimú.
Todos los clubes de madres del programa del Vaso de Leche
de los distritos aledaños fueron invitados. El marco era impresionante.
Existía el incentivo que la alcaldesa de la ciudad, Miriam
Pilco de Taboada, iba a entregar más de 300 cocinas de cuatro hornillas, ollas,
pailas y utensilios.
En ese multitudinario ambiente, a los acordes de la banda
La Progresiva, ingresó la autoridad edilicia, mientras las madres clamaban
fervorosas:
-- ¡Miriam…! ¡Miriam…!
Ella se detuvo. Levantó los brazos y los juntó sobre su pecho, a manera de abrazo. En señal
de saludo.
La marinera continuaba y no faltó alguien a quien se le
ocurrió gritar:
-- ¡Qué baile…! ¡Qué baile…!
El gentío se aunó al pedido repitiendo esa sola expresión
que resonaba por el aire, pidiéndole que
ofrezca a la concurrencia algunos pasos del popular baile.
Miriam Pilco, norteña, dicharachera y desinhibida como ella
sola, aceptando el pedido, se encaminó al centro de la reluciente cancha del
coliseo.
Al verla responder al llamado, el público también se puso
de pie y agregó una solicitud más:
-- ¡Sin zapatos…!
¡Sin zapatos…!
Es acostumbre decir que en el norte del Perú, los que
saben, deben bailar la verdadera marinera en esa forma.
Sin inmutarse, la alcaldesa se apoyó en una pierna, impulsó
la otra hacia atrás y luego la dirigió con todas sus fuerzas hacia adelante
arrojando uno de sus negros zapatos de taco a varios metros de distancia.
Repitió lo mismo con
el otro. Aquel instante de emoción suprema llegó al clímax cuando empezó a
bailar. El coliseo se venía abajo de tanto griterío.
Todo volvió a la calma cuando hubo que distribuir los
regalos gestionados ante el gobierno por quien dirigía la ciudad.
Referí el suceso a Enrique Cabrera Salvatierra, quien dijo
que no me sorprendiera porque “así es la doctora”. Ocurrente, espontánea,
imprevisible.
No se equivocó. Días más tarde, en otros escenarios, tuvo
reacciones sorprendentes para una autoridad, pero completamente lícitas y honestas.
Sin perder su calidad de mujer, ni faltar el respeto a nadie.
Tales experiencias me animaron a recolectar esos pasajes
anecdóticos exentos de política y
condensarlos en un borrador que, días antes de dejar el mando, se lo enseñé.
Después de hojearlo y leerlo por partes afirmó:
-- Freddy, esto se
publica. ¿Y qué título le vas a poner…? –preguntó.
-- “El rostro inédito
de Myriam”. Con la fotografía suya a cuerpo entero caminando en la Plaza de
Armas. El monumento de La Libertad y la Catedral aparecerán al fondo –le
expliqué.
-- Me parece una
buena idea. Mañana mismo le pedimos a Manuel Lara para que tome la foto.
Quince días más tarde, previa elaboración, impresión y
distribución de tarjetas de invitación, el libro “El Rostro Inédito de Miriam”
se presentó oficialmente en el salón consistorial del palacio municipal.
El
conocido periodista Samuel Cabrera Arqueros fue el maestro de ceremonias.
Miriam Pilco de Taboada, la primera y única alcaldesa de
Trujillo, falleció la madrugada de ayer.
El Señor todopoderoso la tenga en su regazo...
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