El congreso peruano se excede en gastos privilegiando su confort, pese a las carencias que existen en los pueblos del interior del país. (Correo).
Los
hombres y las instituciones escriben la historia con sus acciones y sus obras,
reza un principio universal.
Sobre
esa base, el congreso peruano está redactando la propia. Aunque, sustentada en
todo aquello que jamás debería hacer un legislativo.
Porque
la mayoría de sus decisiones contradicen las aspiraciones de la ciudadanía.
Aquella que eligió a sus integrantes en democráticos comicios.
Esto queda
confirmado, una vez más, con una insólita solicitud de compra que se espera
concretar dentro de unos días.
Mediante
el proceso de "adjudicación simplificada", el parlamento proyecta realizar
gastos calificados de frívolos.
El
requerimiento comprende 60 televisores a color de 43 pulgadas, alta definición,
con sintonizador digital a internet.
Los
aparatos son para ver el Mundial de Rusia, aunque trate de justificarse indicando que los
existentes son antiguos o están malogrados.
La
lista se completa con 76 frigobares, 92 dispensadores eléctricos de agua
caliente y fría, 59 deshumedecedores de ambiente y 39 trituradores de papel.
Algo
parecido a lo que existe en un hotel de cinco estrellas donde por una noche se
paga en dólares con billetes de tres dígitos.
De
acuerdo al presupuesto de gastos asignado, la inversión supera el cuarto de
millón de soles.
La
convocatoria se publicó después del día de la madre y la buena pro debe darse
antes de fin de mes. Es decir, ahora mismo.
Como
hay dinero. Y no es tuyo, solo basta levantar la mano. Aprobar la propuesta de compra
y gastarlo.
¿Y las
angustiosas limitaciones en los pueblos del interior...? ¿Y las postas sin
médicos, ni medicinas...? ¿Y la anemia y desnutrición...? ¿Y la pobreza...?
Por
último. ¿Y la campaña de austeridad pregonada a los cuatro vientos por el
presidente Vizcarra...?
Miren
con lo que ahora nos salen los congresistas. ¿Para eso los elegimos...?
Como
decimos al inicio, en el mundo hay gente y entidades que con sus actos,
conquistan el aprecio de los demás.
¿Si el
congreso emerge del pueblo, por qué actúa a sus espaldas y se gana tan
fácilmente el repudio de la población...?
Es
probable que la compra de estos innecesarios artefactos cuenten con la
aprobación de la mayoría de legisladores.
Los
mismos que esconden la mano cuando se discute la posibilidad de eliminar la
inmunidad o la reelección parlamentaria apoyada por la ciudadanía.
Y, en el colmo de la desfachatez, para que la
colectividad no conozca el despilfarro del dinero del pueblo, rechazan la
supervisión de la Contraloría.
¿Para
qué 60 televisores...? Casi uno para dos congresistas. ¿Es que acaso se va al
parlamento a ver televisión...?
¿Y los
76 frigobares...? Quizá para tener a la mano las gaseosas, el refresco, los
helados o pasteles que se les antoje.
Entendemos
que el congreso es un recinto de trabajo intenso. Donde no hay tiempo para distraerse
en asuntos intrascendentes.
Estos
son los insensibles representantes que elegimos. Aquellos que no descuidan lo
mínimo para sacar el máximo provecho.
A
quienes no les interesa la opinión ciudadana, ni la manera más ominosa de
defraudar su confianza.
¿Por
qué tal exceso en este poder del Estado de origen popular existiendo en el país
tantas carencias...?
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