martes, 2 de mayo de 2017

Día sin ruido: ¡Inadvertido como la sensibilización...!

Los compradores de cosas usadas tambien forman parte del problema. El municipio debe disponer el cambio de sus gritos por una suave melodía instrumental.

          El miércoles 26 de abril pasado se recordó en todo el orbe el Día Internacional de la Vida sin Ruido.

          La conmemoración rige desde el 2001. Es promovida por la Liga del Deficiente Auditivo y, para el efecto, escogió el último miércoles de ese mes.

          Tiene el objetivo de cuidar el ambiente acústico, la conservación de la audición y la toma de conciencia sobre los daños y molestias que generan los ruidos.

          Es una noble causa que promueve el cuidado ambiental y evitar que las personas padezcan enfermedades debido al inadecuado uso de los elementos acústicos.

          Nos enteramos de  la efemérides en la misma fecha mediante un boletín de la oficina de prensa de la Municipalidad Provincial de Trujillo.

          El documento indicaba que, con ese motivo, se realizaba una campaña de sensibilización a los pilotos en la intersección de la avenida España y Rímac.

          Por lo demás la celebración, que de por sí tiene una fundamental importancia en el planeta, pasó de cualquier manera.

          Una simple cruzada. Pese a que nuestra ciudad es donde los conductores de vehículos abusan al extremo de las bocinas.

          Desde los taxistas que las emplean para ganar clientes hasta el que se detiene en una casa y, en lugar de bajarse o llamar por celular, toca el claxon.

          Qué decir de los choferes compulsivos que lo accionan por gusto o los que, de manera inexplicable, tienen instaladas sirenas en sus carros.

          Diferente a lo que ocurre en las grandes metrópolis donde, por lo general, el botón del claxon ni siquiera se oprime.

          Con la finalidad de preservar la salud y tranquilidad de las personas, en otros lugares hay severas sanciones para quienes tocan este implemento.

          Siguiendo ese ejemplo, en Trujillo existen normas que establecen multas pero, en forma inconcebible, casi nunca se castiga.

          Peor aún, en fiestas patrias y navidad el municipio favorece a los infractores con inmerecidos descuentos en las penas. ¿Por qué...?

          Lo único que se hace contra esta grave dificultad son aisladas campañas de sensibilización que no dan ningún resultado positivo.

          La solución para terminar con la manía de las bocinas son las papeletas. ¡Impóngalas...! Verán cómo todos se alinean y la población sale beneficiada.

          En conclusión. Ninguna gestión edilicia ha tenido la voluntad, ni menos aún, ha sentado el principio de autoridad en ese aspecto.

          No es la primera vez que Prensa Virtual Trujillo ll aborda esta problemática, convertida en un mal endémico, que se acrecienta con el tiempo.

          Incluso fuimos más allá. Sugerimos al alcalde y los regidores acabar con el terrible perifoneo de los compradores de cosas usadas y vendedores de frutas y helados.

          Conscientes del daño que causan los ruidos molestos, hace más de un año, planteamos cambiar los desaforados gritos con megáfono por una suave melodía instrumental.

          Sin embargo, indiferentes al llamado ciudadano, nuestra propuesta no fue acogida y la contaminación sonora persiste. ¿Para eso los elegimos...?

          Y allí está mi Trujillo querido. Con las bocinas, la estridencia y el bullicio por todas partes. Como si la civilización no nos hubiera alcanzado.

          Con ineficaces acciones de sensibilización. Mientras el mundo desarrollado privilegia en las calles la salud, la calma y el silencio...

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