Uno de los dos linotipos, conservados como reliquias, en el patio de La Industria. Contienen un valioso retazo de la historia del diario.
¿Se imagina Usted
escribir textos juntando con los dedos letras grabadas en barritas de
metal del tamaño de un palito de fósforos…? ¿No…?.
Pues, así se armaba el diario La Industria y todos los
periódicos del mundo a mediados del siglo pasado. Ahora, todo es diferente.
Se vivía la época de la tipografía basada en piezas
metálicas individuales. Una para cada letra del alfabeto en minúsculas,
mayúsculas, signos de puntuación, números y espacios.
Tenían distintas medidas. Identificadas en cifras como
puntos y series, como fuentes. Denominación que se mantiene en el actual
sistema digital.
Conocidos como tipos, eran manipulados por trabajadores
manuales que formaban las palabras agrupando letra por letra en una plancha
metálica.
Cada fotografía debía ser plasmada, por los especialistas
Schemiel y Alva, en una placa de zinc, llamada cliché. Una rotoplana imprimía
el periódico.
Recién en 1961 fue desplazado el fatigoso
montaje tipográfico al adquirirse el primer linotipo que mecanizó y agilizó la
composición de los textos.
La máquina poseía un teclado para
accionar matrices que agrupaban las letras y formaba automáticamente frases en
una línea fundida o lingote.
Los positivos resultados obtenidos
motivaron a la empresa para adquirir tres linotipos más. La Industria había
ingresado a la era del plomo.
Sin embargo, las limitaciones
persistían. La antigua rotoplana retrasaba todo esfuerzo. No se podían elaborar
volúmenes de gran tiraje.
La revolución tecnológica comenzó a
mediados de 1967 cuando el embajador Vicente Cerro Cebrián, propietario de la
empresa y gran visionario, contactó con fabricantes foráneos sobre el sistema
de impresión offset integral.
Decidió entonces incorporar el novísimo
proceso y adquirir una rotativa de estreno que ubicaría el diario al nivel de
los más importantes del orbe.
Hubo que capacitar al personal de las
diferentes áreas a cargo de la empresa Color de Montevideo, Uruguay, que
contaba con peritos en la materia.
Los colegas Félix Álvarez Sánchez y
Lorenzo Kcomt Kooseng, de la redacción y Jorge Correa Palacios, de talleres,
viajaron para adiestrarse.
Al llegar la nueva rotativa American
News, fue instalada por los técnicos uruguayos Olivera y los hermanos Descalzi.
Todo quedó listo a fines de setiembre.
El 1 de octubre de 1967, coincidiendo
con el Día del Periodista, se lanzó una edición "0", impresa en
tiempo record, publicando varias fotos del brindis y agasajo ofrecido por la
empresa en el patio del local de Gamarra.
A la misma hora, los reporteros de La
Gaceta, el diario de la competencia, tenían una celebración en el restaurante
Morillas de Buenos Aires.
Alguien tuvo la ocurrencia de enviar varios ejemplares de la flamante tirada
a la cita. Sorprendido, el propietario Javier Ortiz de Zevallos, solo atinó a decir:
-- Leer LA INDUSTRIA en una reunión de La
Gaceta es una muestra de la democracia que existe en el periodismo liberteño.
Finalmente, el 16 octubre de 1967,
hace 50 años, La Industria irrumpió en el consenso periodístico nacional con el
moderno sistema offset integral..
Todo era diferente. Empezando por la limpieza
de textos, nitidez en la trama de las fotografías y precisión de colores
combinados en una sola pasada. Antes, debían
ser tres
El cambio modificó el original formato
del diario. Aquel que mantuvo durante años, obligando a la reducción del número
de columnas y redistribución de secciones.
Mejoró en calidad de impresión,
producción en gran escala, ahorro de tiempo e inversión, así como el aumento
del tiraje, contribuyendo a su consolidación en la vanguardia del periodismo
local y regional.
La transformación llegó también a la
redacción. Álvarez retornó de Uruguay como un experto en diagramación
periodística y Kcomt, antes jefe de la página de provincias, preparado para
conducir un periódico.
Los periodistas continuamos con las
máquinas de escribir, pero tuvimos que abandonar las antiguas carillas y
reemplazarlas por papel milimetrado. El offset exigía medir la extensión de los
artículos por el número de palabras.
La diagramación fue matemática. Las
noticias, fotos y publicidad debían ser alineadas con exactitud en el espacio
disponible de cada página.
Términos inéditos en absoluto como
interlineado, puntos y picas, fueron incorporados al léxico de periodistas y
operarios.
Nuestro horario de trabajo cambió.
Había que entregar el material con mayor prontitud para evitar acumularlo en
las unidades previas a la impresión.
Dicho sea de paso, en talleres se
instalaron equipos Macintosh, accionados por mujeres, que convertían los textos
en cintas perforadas.
La Industria se convirtió así en el primer
diario del Perú en emplear el offset integral que desplazó de un plumazo
procedimientos y máquinas como la tipografía, la rotoplana, los clichés y, más
tarde, los linotipos.
Debido a la velocidad del proceso de
composición e impresión, la rotativa quedaba la mayor parte del día sin ser utilizada
dejando abierta la posibilidad de algún uso adicional.
Por coincidencia, eran tiempos del
boom de los periódicos de la tarde
publicados en Lima y distribuidos en las ciudades más importantes.
A pesar de la novedad, evidenciaban de
una seria deficiencia. Casi todas sus informaciones eran de la capital o
estaban desfasadas. No abordaban los sucesos de provincias.
Don Vicente Cerro analizó la
situación, solicitó un estudio de factibilidad, contrastó los resultados y tomó
una decisión. Editar un vespertino.
El resto, es historia conocida. Se
escogió un nombre de impacto. El mismo embajador propuso SATÉLITE, a propósito
de la nave tripulada enviada por Estados Unidos a la Luna.
Algunos reporteros de La Industria
trabajaron la edición “0” y todo quedó listo para el 16 de julio de 1969.
Fallas en el fluido eléctrico impidieron la salida. Apareció al día siguiente.
Tal como ocurre hoy, con primicias, informaciones
e imágenes de los acontecimientos ocurridos a las últimas horas de la mañana en
Trujillo, el Perú y el mundo.
Desde entonces, hasta ahora, La
Industria y SATÉLITE conservan su comprobada preeminencia en el periodismo local
y regional.
Correspondiendo con su público, con
frecuencia otorgan premios y realizan innovaciones para retribuir el gusto y la preferencia de sus lectores.
Hace 50 años, La Industria inauguró el
offset integral. Como uno de sus redactores, me tocó vivir esa inolvidable y casi
desconocida página de la historia de la tipografía,
la rotoplana y el linotipo.
Los sugestivos hechos aquí descritos,
no los leí. Ni me los contaron. Los experimente directamente. De primera mano. Yo
estuve allí...