Algunos programas
radiales descuidan su verdadero objetivo a pesar de ingresar libremente a los hogares.
Dentro de la amplia gama de programas
de radio que existen en el país, hay algunos que se dedican a distraer,
entretener a sus oyentes.
Y, sobre la base que sus conductores
son profesionales, se espera que lo hagan de la mejor manera y cumplan su labor
a cabalidad.
No obstante, a raíz de la violación
que sufrió una empadronadora del censo en un distrito de Lima, los responsables
de un espacio radial capitalino se extralimitaron en sus comentarios.
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¡Uy…! ¡Cuidado con los violadores…!
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Si, que mal, la violinización –sostuvo el otro.
Mientras un tercero anotó:
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Todos los censos en lo mismo. Nunca falta un “polinizador”.
No
habían terminado en la programación, cuando empezaron a recibir críticas de
todos los frentes a través de las redes sociales.
Las protestas continuaron obligando a
la gerencia de la emisora a emitir un comunicado de urgencia.
Señalaba claramente que no se
responsabilizaba por las palabras de los locutores y que adoptaría las medidas
convenientes.
Al día siguiente, informó que los tres
conductores habían sido despedidos. Fue la decisión más acertada. No había otra
salida.
Porque tales términos jamás podrían
aceptarse, ni siquiera en son de broma, como parece que quisieron exteriorizar
los comunicadores.
La radio, al igual que otros medios de
comunicación, tienen también la misión de educar, aspecto trascendente que es
descuidado en nuestro medio.
Tal como ocurre en otros países, en el
Perú existe legislación vigente sobre el particular.
Lo que falta, como en la mayoría de
casos, es hacerlas cumplir y sancionar con rigor a los omisos.
Ojalá algún día esta triste realidad
cambie y en los programas de radio, actúen sustentados en sus verdaderos
objetivos…
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