Sostienen
los especialistas que no es conveniente comparar una generación con otra.
Decir, por ejemplo, que "todo tiempo pasado fue mejor..."
Quizá
tengan razón. Pero quienes pertenecemos a la gente de ese "tiempo
pasado", vivimos momentos que ahora extrañamos.
Como
aquellos del saludo con una sonrisa, el papel inservible al bolsillo, el ceder la
vereda en la calle y el asiento a los adultos en un ómnibus, entre otros.
Esa
época donde una madre es la verdadera reina del hogar y las damas, en general, son
comparadas con las flores de la primavera.
El
respeto a las mujeres alcanzó tal grado de valoración que nacieron numerosas
expresiones dedicadas a destacar esa virtud.
Una
evidencia de lo afirmado constituye el proverbio persa: "No hieras a una
mujer, ni con el pétalo de una rosa..."
Ya
en el siglo XX, el renombrado poeta chileno Amado Nervo complementó la cita:
"No la hieras, ni con el pensamiento..."
Tales
vivencias y lecturas contrastan en grado sumo con las imágenes que causan
estupor donde un hombrón arrastra de los cabellos a una joven en la vía
pública.
La
escena era para crispar los nervios a cualquiera. ¿Qué haría usted si estaría
cerca...? No lo diga. ¡Ya nos imaginamos...!
Enseguida,
aparece el abogado del agresor declarando que no la arrastró "solo la
estaba jaloneando..." ¿Y lo que todos vimos...?
Y,
al día siguiente, el mismo profesional, mostrando que "cumple" su
labor a cabalidad, dijo que en la legislación antes, esa vil acción, "era solo
una faltita...".
La
situación adquirió caracteres dramáticos cuando se difundieron las
declaraciones de una congresista que preside la comisión Mujer y Familia.
Antes
que ocurriera el caso de la chica arrastrada, manifestó que las damas muchas
veces dan oportunidad para ser agredidas.
Señaló
que una muchacha puede sacar "de contexto a un agresor que es
absolutamente sano..." (?).
Puso
como ejemplo que es una especie de provocación decir que ella desea terminar la
relación o lo está traicionando.
Añadió
que: "esas frases nunca deben ser usadas por una mujer porque podrían, sin
querer queriendo, exacerbar los ánimos de una persona..."
Sus
palabras, que demuestran absoluta falta de sensibilidad y la escasa formación
de algunos parlamentarios, incendiaron la pradera.
Las
críticas adversas fueron lanzadas desde todos los flancos. Incluso por los militantes
de su propio partido.
Como
era de esperar, colegas de otras bancadas le pidieron que renuncie a la
comisión que integra. Se opuso. Al final tuvo que hacerlo.
La
Defensoría del Pueblo dio a conocer su posición indicando que lamenta las
declaraciones de la congresista.
Al
margen de eso, es del caso señalar que toda relación humana parte del principio
del respeto mutuo. Mucho más, si se trata de una vinculación sentimental.
Por
eso es indispensable que la pareja se conozca de verdad y ante el primer
intento de agresión, cortar a tiempo.
Común
es la sentencia que "Un hombre avanza tanto como una mujer se lo
permite...". Es una gran verdad.
Recuerden
esta otra de Eleanor Roosevelt: "Nadie puede herirte sin tu
consentimiento..."
Pero,
yo me quedo con: "No hieras a una mujer, con el pétalo de una rosa, ni con
el pensamiento...". Es una frase mística...
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