jueves, 30 de mayo de 2019

Cuestión de confianza: ¿Y si no hay voto favorable...?

Martín Vizcarra presentó la cuestión de confianza al Congreso. Estamos en compás de espera. (El Popular).


          Sucedió lo que se veía venir. La abrupta ruptura de relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso.

          Martín Vizcarra planteó, la tarde del miércoles, el voceado voto de confianza poniendo en un hilo la supervivencia de los congresistas.

          La gota que rebasó el recipiente fue la decisión de archivar la denuncia contra el fiscal supremo Pedro Chávarry.

          En su mensaje a la nación, que duró once minutos, el jefe de Estado pidió al Congreso reconsiderar dicha iniciativa.

          Este espíritu de confrontación en el que ambos poderes del Estado pusieron lo suyo y que perjudica al país, se presenta desde meses atrás.

          Una de las frecuentes críticas del mandatario es que el Congreso cumple una labor obstruccionista y no aprueba sus propuestas.

          La respuesta es que se gobierna para las encuestas y no toman acciones respecto a la anemia, la reconstrucción del norte y la delincuencia.         

          Las desavenencias se agravaron cuando el legislativo desestimó aprobar algunas proposiciones consideradas en la reforma política.

          Figuran, entre otras, la eliminación de la inmunidad, impedir que sentenciados postulen, suprimir el voto preferencial y la equiparidad de género.

          El momento es delicado. En los días siguientes se citará al plenario, pues ahora cumple la controvertida semana de representación.

          Suponiendo que no se otorgue la cuestión de confianza, queda en manos del presidente disolver o no el Congreso.

          De ocurrir lo primero, tiene cuatro meses para convocar a elecciones parlamentarias que nos costarán una millonada.

          El llamado a los comicios despertará del letargo a candidatos en potencia cuyo sueño fue llegar al parlamento y asegurarse un buen sueldo.

          Todo será de inmediato. El reloj es apretadísimo para presentar sus planes y convencer a la ciudadanía.

          ¿Los electores lograrán conocerlos en su integridad...? ¿Los elegidos serán mejores que los actuales...?. Surgen mil preguntas. Solo queda rezar.

          Lo cierto es que Vizcarra debe darse prisa. Le quedaría muy poco tiempo para lograr la reforma política y judicial que tanto ansía...

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