lunes, 19 de diciembre de 2016

El Real Madrid sufrió para vencer al Kashima Antlers y coronarse campeón del Mundial de Clubes. (AFP). 
 

          El destino los puso frente a frente. Real Madrid. Con sus títulos, prestigio y estrellas. Kashima Antlers, con once desconocidos.

          Un monstruo de la pelota ante un ingenuo retador. Pero había que dar la cara y tratar de salvar el honor porque se disputaba la Copa inter Clubes.

          Escenario: el estadio de Yokohama. A 39 kilómetros de Tokio. A donde se llega luego de subir al tren en Shimbashi y pasar por Kawasaki.

          Empezando, se daba la lógica. Ya ganaba el conjunto albo con gol de Benzema. La goleada, pronosticada por algunos, se venía venir.

          El Kashima asimila el susto. Se sacude. Respira profundo. Recupera la marca. Asegura el servicio. Pisa el acelerador y toca la puerta de Navas.

          No se achica. Juega de igual a igual y antes del cierre de la primera etapa, el menudo Shibasaki se escurre en la defensa y pone la igualdad.

          Con el constante apoyo de su fanaticada, los japoneses quieren más. Hilvanando casi a la perfección, atacan hasta  con cinco y desequilibran la defensa visitante.

          Los pronósticos tambalean cuando el mismo ariete, se pasea dentro del área y, de potente zurdazo pegadito al parante derecho, coloca el segundo.

          Zidane muestra su peor cara y Cristiano, desconcertado, dirige la mirada perdida a las tribunas. El Real Madrid pierde dos a uno.

          Es entonces cuando aparece la experiencia y calidad del conjunto hispano. En una acción de riesgo cobran penal. CR7, asustado, empata.

          Kashima, que saboreó la gloria por unos instantes, no se rinde. En un avance provoca que Navas y Ramos, en la angustia de despejar un balón, choquen entre sí.

          Transcurren los minutos y ambos equipos desperdician ocasiones de anotar. Se cumplen los noventa. Hay que ir al tiempo extra  en el que Ronaldo convierte los dos de la victoria.

          Real Madrid venció por cuatro a dos al Kashima Antlers y se coronó campeón Mundial de Clubes que suma a los títulos de la Liga de Campeones y la Super Copa de Europa.

          Del duelo se rescata una grata lección: que el fútbol es estado físico, capacidad, estrategia y también... mucho corazón...

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