Frente a esos millones y regalos, están los servidores públicos con su aguinaldo de 300 soles divididos en partes para "celebrar"
como les alcance.
Ocurre
todos los años en esta época pero, por ahondar aún más las diferencias entre
los peruanos, debería verse la manera de eliminarlos.
Son
los exagerados beneficios monetarios y materiales que el gobierno otorga a los
congresistas para celebrar la navidad
Mencionarlos,
genera profundo malestar. Únicamente la canasta cuesta novecientos veinte
soles. Más que el sueldo mínimo en un mes.
Contiene,
entre otras cosas, cinco kilos de arroz y azúcar, vino tinto, whisky, champán, panetón,
chocolate. Sobra para un banquete de tres familias.
En
cuanto al dinero, figura la gratificación de una remuneración completa de quince
mil soles, aparte del sueldo.
A
ello se añade un aguinaldo extra de mil quinientos soles, un bono en efectivo de
quinientos soles y un pavo. Con todo eso. ¿Para qué más...?
Casi
el íntegro de parlamentarios, embriagados de un innoble egoísmo, defiende con
uñas y dientes lo que llegará a sus manos.
Por
ejemplo, el oficial mayor del congreso justifica los regalos porque, según él, "trabajan
trece horas". (¡Qué tal sacrificio...!).
¿Y
quién le cree...? ¿Cuántas veces el pleno es convocado a las nueve de la mañana
y a las diez solo hay unos cuantos...?
Algo
más. En ninguna reunión se cubre la totalidad de curules. Nunca faltan quienes
piden permiso, se ausentan y no cumplen con sus obligaciones.
Tampoco
el representante que justifica lo que recibirá porque se "saca la
mugre" trabajando y agrega que su labor "es bien sacrificada"
(?).
El
controvertido privilegio alcanza a los asesores, colaboradores, personal del
congreso y pensionistas que superan los cuatro mil.
En
un país de tantas necesidades, para cubrir ese presupuesto, que favorece a una
élite, el gobierno destina una partida superior a los seis millones de soles.
Frente
a esos millones y regalos, están los servidores públicos con su aguinaldo de
300 soles divididos en partes para "celebrar" como les alcance.
Tal
vez parezca una idea utópica, pero nadie protestaría si el Estado, basado en el
principio democrático de igualdad, proporcionara a todos la misma cantidad.
Injustas
reglamentaciones, como la que analizamos, originan el descontento en la ciudadanía
porque en lugar de integrarnos, nos separan.
Y
la navidad, que es la festividad del amor, la fraternidad y el compartir, se
desvirtúa, porque una norma discrimina a los que menos ganan.
El
Legislativo, una institución emblemática de profundas raíces populares, pierde
su prestancia con acciones negativas de este tipo.
Ante
el escándalo suscitado, la Contraloría comunicó que investigará la compra directa de las canastas, pues se
hizo sin licitación previa.
Aunque
es posible que nunca sabremos el resultado. Todo seguirá igual y el año entrante
se repetirá similar situación.
Cuando
se informó invertir cerca de medio millón de soles en reparar oficinas de unos congresistas, se dijo que la
austeridad sería una base de la gestión.
El
valor de los suculentos servicios para los legisladores con motivo de la navidad,
demuestra que la promesa se olvidó muy pronto.
Ojalá
que algún día termine todo esto. Así la ciudadanía confiará más en el congreso
y sabrá que sus miembros trabajan de verdad para servir al Perú...
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