Libre de marca, Paolo Guerrero cabecea y anota el segundo gol de Perú ante Arabia Saudita. (Agencias).
Perú
enfrentó ayer en San Galo, Suiza, a Arabia Saudita. Paolo Guerrero estuvo allí.
Vestía la bicolor después de siete meses fuera de las canchas.
Gareca
tenía interés en conocer cómo se encontraba físicamente y lo hizo alinear desde
el saque.
Encima
de los 20' tuvo la primera oportunidad de anotar con un servicio dentro de la zona de candela.
Remató
a su estilo y el arquero Abdulla, apurado, la desvió con las manos a un
costado.
Se
esfumaba el primer tiempo y parecía que terminaría uno a cero con el golazo de
bolea convertido por Carrillo.
Pero,
hay un desborde por la derecha. Cueva hace trizas a la defensa adversaria y
entrega a Flores que dispara.
El
portero ataja a medias. Da rebote. Y Guerrero, cuándo no Guerrero, la coloca a
un rincón. Gol de Perú. 2 a 0.
Iban
poco más de 15' del complemento. Carrillo, una de las figuras del partido,
quiebra a un lado, al otro y centra a la altura del punto de penal.
El
capitán de la selección la ve venir. Salta y, con potencia, tal como dicen los
libros. cabecea hacia el suelo. Segundo gol suyo. Perú 3 a 0.
Ese
es Paolo Guerrero, el hombre del área. El artillero. El goleador histórico del
fútbol peruano.
El
futbolista que un comentarista extranjero llegó a calificar como "animal
del gol". Por el ímpetu y coraje que le pone a cada acción para convertir.
Aquel
al que no le puedes dar un centímetro de ventaja en el área, pues ya perdiste.
Porque Paolo, no perdona.
Por
eso se ha convertido en el ídolo de la afición nacional. El más querido por la
gente. Incluyendo a los niños.
El
que aparece en las camisetas, en la publicidad y hasta en las tazas donde uno
toma el desayuno.
Ese
hombre que, si se muestra como sabe en el Mundial de Rusia, tendrá que cambiar
su apellido por el de: ¡Paolo Gol...!
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