Entre dos compañeros que conforman la barrera uruguaya ante un tiro libre, Giménez no puede soportar llorar por la derrota. (Captura de video FIFA).
Se
jugaban los últimos minutos del partido por los Cuartos de Final del Mundial entre
Francia y Uruguay.
Ganaban
los galos por dos a cero que sería irreversible y se cobra un tiro libre a
su favor.
Los
celestes forman la barrera para proteger el arco de Muslera que había cometido
un error que costó el segundo tanto.
Y,
mientras los charrúas se alineaban, el zaguero Giménez, embargado por la
inminente derrota, rompió en sollozos.
Eran
lágrimas de hombre. Generadas por la impotencia. Lloraba al saber que era
imposible lograr el objetivo que se había trazado el equipo.
Por
lo general, la tristeza, el lamento, el desconsuelo y el llanto explotan al
finalizar los encuentros.
Es
la primera vez que, en un torneo de esta magnitud, un futbolista es invadido
por la nostalgia y estalla en lágrimas en pleno compromiso.
El fútbol es capaz de producir
intensas escenas de profundo sentimiento como el protagonizado por el deportista
uruguayo...
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