Artículo publicado en el Suplemento aniversario del vespertino Satélite.
Cuando
Christian Cueva nació, sus padres Luis y Maqui ni siquiera se imaginaron que
aquel varoncito sería futbolista y, más aún, que algún día jugaría en un torneo
Mundial.
Esa es
la respuesta que ambos tienen a flor de labios cada vez que alguna persona se
les acerca y les preguntan sobre su hijo.
Lo
cierto es que, 26 años después, tuvieron la impensada satisfacción de viajar a
Moscú y seguirlo en procesión a Saransk, Ekaterimburgo y Sochi para verlo
defender la bicolor.
UN NIÑO
COMO CUALQUIERA
Christian
nació en Trujillo. Era un niño como cualquier otro. Al cumplir los dos añitos,
sus padres decidieron trasladarse a la sierra liberteña.
Tenían
familiares en Huamachuco que los apoyaron a establecerse. Don Lucho consiguió
trabajo y continuó allí el desarrollo de la familia.
Durante
la infancia, alternaba los estudios ayudando en las tareas sencillas del hogar
y corriendo con sus amiguitos detrás de una pelota de jebe.
Con el
tiempo y ante tanta insistencia, su padre le compró un balón de cuero que
aprendió a dominar. A partir de entonces, el fútbol se convirtió en su principal
motivación.
EL
GOLPE DE GRACIA
Los
fines de semana eran de puro fútbol para Christian. El interés que ponía en
jugar, animó a su progenitor acompañarlo algunas veces en la práctica.
Tenía
14 cuando ambos fueron invitados a integrar el equipo de fútbol del Instituto
Pedagógico de Huamachuco, entidad representativa del lugar.
Cierto
día, ocurrió algo inesperado. La reserva del elenco profesional de la
Universidad San Martín arribó a la andina ciudad para entablar un compromiso.
El
cuadro del Pedagógico fue el adversario. Allí, Cueva hizo lo que sabía. Era entrador,
veloz, hábil en el desplazamiento con la pelota pegadita al pie y terminó
anotando un gol.
Su
desempeño llenó los ojos del técnico limeño Orlando Lavalle. A tal punto que,
en el descanso, lo instó a jugar el complemento por la San Martín.
Gustoso
aceptó y, confirmando de qué estaba hecho, metió otro gol. El partido termino
uno a uno. Aprobado, anotó sigilosamente el entrenador en su libreta de
bolsillo.
RUMBO
AL ÉXITO
Deslumbrado
por "Cuevita", como le empezaron a llamar, Lavalle relató todo lo
sucedido en Huamachuco al "Chino" Víctor Rivera, técnico del primer
equipo de la San Martín.
Con la
intención de incorporarlo oficialmente a la institución, directivos santos viajaron
hasta allá para dialogar con sus padres. La idea era llevarlo a Lima.
Al
enterarse, Maqui estalló en llanto. Era lógico. Nunca se había separado de su
hijo. Hizo resistencia. No quería desprenderse de su pequeño. Luis la abrazó.
Dialogó con ella y la calmó.
Los
ejecutivos expusieron las condiciones, garantizaron su seguridad y adelantaron
los beneficios que tendría en su flamante club.
Convencidos
los padres, la despedida fue muy triste. La escena fue angustiosa. Las lágrimas
complementaron el abrazo del adiós.
DEBUT
PROFESIONAL
Christian
tenía solo 17 años y, con la permanente orientación de Rivera, encajó preciso en
el once estudiantil. Reveló sus condiciones desde el debut.
Alternó
satisfactoriamente en el once titular a partir del 2008. Anotó su primer gol
oficial en el fútbol profesional a la Universidad César Vallejo.
Todos
los astros se alinearon a su favor. Ese año campeonó con la San Martín y jugó
en la Copa Libertadores del 2009.
Sus
rendimiento como volante ofensivo en las temporadas siguientes, hicieron que
Sergio Markarián lo llamara a la preselección de la Copa América de Argentina
del 2011.
VARIOS
EQUIPOS
A
partir del año siguiente, Cueva pasó por varios equipos. Empezó en la Vallejo
donde no trascendió y se le rescindió el contrato.
Viajó a
Chile y se enroló en el Unión Española saliendo campeón el 2013. Militó en
España por el Rayo Vallecano y finalmente ancló en los "Diablos
rojos" del Toluca de México.
Retornó
al país en el 2015 para defender al
Alianza Lima, donde en un duelo ante el Real Garcilaso fue expulsado por seis
fechas.
EL
LLAMADO DE GARECA
Perú
jugaba las eliminatorias para Rusia 2018 cuando la Federación de Fútbol
contrató a Ricardo Gareca para dirigir a la selección nacional.
En el
intermedio de esa prolongada jornada de encuentros, se realizó la Copa
Confederaciones en Estados Unidos.
Había
que conformar el cuadro y, cuando nadie pensaba en Cueva, el técnico argentino
lo convocó para cubrir el mediocampo.
"No
voy a condenarlo. Lo llamo, porque me gusta su juego...", declaró a la
prensa que objetó su decisión.
Perú quedó
tercero y Christian tuvo descollante actuación en el certamen. Eso justificó
firmar por el Sao Paulo de Brasil donde confirmó su valía.
Recién
enrolado a la escuadra paulista, tuvo el noble gesto de enviarle al técnico
Lavalle, su descubridor, la primera camiseta carioca que vistió.
SE
CONSOLIDA EN LA BICOLOR
Con la
experiencia de alternar con futbolistas de la brasilerao en el fútbol paulista,
Cueva plasmó todo lo aprendido en la blanquirroja.
Entre
otros, queda el importante papel que cumplió en la goleada por 4 a 1 a Paraguay
en Asunción, que significó la primera victoria nacional en el exterior luego de
doce años.
Se
jugaba el complemento del duelo. Íbamos 1 a 1. Cueva roba una bola en campo
peruano, Rodríguez se la devuelve. Emprende veloz carrera. Desaira a un defensa
y se la sirve linda a Flores que puso el segundo.
Perú no
se contenta. Va por más. Corzo rechaza largo desde el fondo, la recibe Cueva.
Corre y enfrenta al arquero Barreto. Lo burla. Dispara y anota el tercero. Era
su noche. Fue el mejor de la jornada.
Con el 8 en el dorsal, Christian es
titular indiscutible como enganche, volante de avanzada o media punta en los
últimos 30 metros de la selección peruana.
ESPERA
SU REVANCHA
Christian
tuvo aceptable desempeño en el recién concluido Mundial de Rusia. Reconoce que falló
un penal increíble contra Dinamarca. Aún no se abría el marcador.
"Fue
una responsabilidad que asumí. Ahora solo me queda trabajar el doble...",
sostiene.
"Casi
siempre le pego a ese lado, pero se marchó alto. Erré y sé que debo
corregirme...", declaró a los periodistas.
No
puede ocultar la rabia contenida cuando recuerda ese instante trágico. Sin
embargo, el tiempo no vuelve. No hay marcha atrás.
Cueva
sabe que el fútbol siempre da revanchas. Mientras tanto. Para "sacarse el
clavo" y reconciliarse con la afición, él espera ese momento...
FOTO LEYENDA
Foto 1
Cueva defendió los colores de la Vallejo.
Foto 2
Anotando su gol con la bicolor en la célebre goleada
por 4 a 1 a Paraguay en Asunción.
Foto 3
Haciendo malabares con
las s
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